Sebastián Ciribé es tercera generación de productores de legumbres del sur santafesino, específicamente en la zona de Bogado, Arroyo Seco. Desde allí sus mayores hacían lo mismo porotos que garbanzos, hasta que confirmaron con los años que es la arveja el cultivo que mejor se adapta a esa zona ubicada en una franja que va desde el río hasta Pergamino, entre el norte bonaerense y el sur santafesino.
El joven productor, como heredero de esta tradición pero a tono con su época, se ha profesionalizado en la actividad, enfocándose en la producción de arvejas Aclara que, a pesar de tener a su alcance nuevas tecnologías y mejores condiciones para comercializar sus cosechas, tanto la arveja como la lenteja son cultivos “bastante complejos” que requieren de campos con características muy puntuales, de las cuales depende lograr mayores rendimientos y finalmente una buena rentabilidad.
“El tema más complejo que tienen estos cultivos es la decisión del lugar donde se va a sembrar, porque de esto depende mucho que tengan un desarrollo mejor, un rinde mejor en la cosecha. Entonces comparado con una soja, con un trigo o con un maíz, a estas legumbres tenés que buscarle un campo que no le moleste el agua, que no tenga bajos, un lugar que no le pegue tanto la helada”, detalló Ciribé en su diálogo con Bichos de Campo.
Por dichas condiciones a campo, Sebastián define la producción de estas legumbres como un proceso “vidrioso”, lo que a su interpretación es sinónimo de frágil. En este aspecto, advierte que tan solo una inoportuna lluvia en la antesala de la cosecha puede arruinar todo una campaña.
Mirá la entrevista completa a Sebastián Ciribé.
“La cosecha hay que tratar de hacerla en el momento justo, porque podés tener el campo listo y viene una lluvia, un viento, una piedra, y perdés la mitad de la producción en una sola tormenta. O sea, no le podés perder pisada cuando estás a punto de sacarla, porque te puedes quedar sin nada. Eso es lo más frágil que tienen estas legumbres, la cosecha”, precisó.
Si bien el joven productor, considera que todavía persiste una producción bastante artesanal de estos cultivos, celebra que se hayan incorporado nuevas tecnologías en los último tiempos.
“Tecnología hay, fundamentalmente nuevos insumos. En semilla ahora hay nuevas variedades. Hay mucha tecnología que se está incorporando en los últimos años. A lo que uno se refiere cuando dice artesanal es más bien haciendo énfasis en la forma en que se hacen los cuidados a la hora de hacer el cultivo. Es decir tratar de hacer una siembra lo más prolija posible”, aclaró Ciribé.
Sebastián, como tercera generación de productores de arvejas y lentejas, se mantienen haciéndolo porque estas legumbres en la zona también funcionan como una suerte de cultivos de servicio, que deja renta pero además cumple un papel clave en las rotaciones.
“Nosotros nos mantenemos en primer lugar por la tradición, porque nos gusta. Además de que está muy bueno la incorporación dentro de la rotación. Acá en la zona, con el tema del maíz de segunda se adapta muy bien. En otra época se hacía maíz sobre trigo, es decir gramínea sobre gramínea, y ahora con el tema de las legumbres es otra cosa, viene bien y da otra posibilidad. Por ahí en esta zona que no se tienen los rindes de otros lados, hacer dos cultivos te deja otro margen, especialmente porque la mayoría producimos sobre campos arrendado”, explicó el joven.
Con respecto a la rentabilidad de la arveja, Sebastián se reconoce dichoso en comparación con la realidad que vivieron sus antecesores, pues hoy las posibilidades de vender sus legumbres son mucho más amplias que cuando su abuelo o su padre lo hacían.
“La comercialización años atrás era completamente distinta. Por ahí se tenía que guardar la producción un año porque no había demanda y había mucha oferta. Como esta producción es algo más regional y más chica, es muy de oferta y demanda. Hay muchos altibajos con tema precios y producción. Esto se observa mucho más en la producción de lentejas que en la de arveja. Unas veces puede ser que falte y cueste más y otras sobra la mercadería. El tema de venta es complicado”, explicó.
-¿Todavía se sigue guardando la mercadería o ya hay un mercado más estable donde colocar la producción?
-Las dos cosas. Por ahí queda el productor que se acostumbró a guardarla de año para otro. Pero el tema de que el acopio )se refiere a la planta que AFA montó en la zona) hoy te permita entregarlo, ya te desprendés de una responsabilidad. Por ejemplo del mantenimiento de la mercadería, que como es algo que va el consumo interno -a la góndola- tiene que estar en la mejor condición posible. Y por ahí esa condición de almacenamiento la ofrece mucho mejor un acopio que el productor en el campo.
Sebastián, como joven inquieto al fin, ha intentado probar con otras legumbres e incursionó en el garbanzo, sin tener mucho éxito. Ahora está plenamente convencido de que tanto la arveja como la lenteja tienen menos probabilidades de fallar en esta parte del país. Por eso se enorgullece de que un gran porcentaje de la arveja que se consume en Argentina provenga de sus campos y de otros productores que como él siguen con esta tradición.
“Yo había empezado a probar con el garbanzo, como otros acá en la zona, pero eso quedó atrás. Otros productores incursionaron bastante con la arveja amarilla, se empezó a mover un poco, pensada más para alimento de hacienda y esas cosas. Sin embargo, hoy persiste un 80% más de arveja y lenteja sobre otras legumbres. Y la mayoría de la arveja verde que se consume es de acá de la zona, de unos 100 kilómetros a la redonda”, remarcó Ciribé.
AFA no descubrió nada, ACA comercializa legumbres desde hace ochenta años, hoy hay un montón de preparadores de legumbres en la zona, En Acebal, Pavon Arriba ,Cnel. Dominguez, Coronel Bogado, Uranga,Alvear, Alvarez,.etc etc..fraccionados para consumo interno y exportacion, en determinados momentos eran cultivos muy rentables,.
,