Pese a todos los problemas de la macroeconomía los productores parecen dispuestos a volver a enterrar mucho dinero y a apostar por la agricultura. Así lo demuestra la intención de siembra de trigo, que según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires -más allá de algunos problemas para terminar la siembra- será de 6,8 millones de hectáreas mientras. La Bolsa de Comercio de Rosario estima que llegaría a las 7 millones, aunque advirtió que todacía “quedan 900 mil ha de trigo por sembrar en el área núcleo, pero falta agua y hay incertidumbre por los costos”.
Según el ex economista de Sociedad Rural Argentina (SRA) y ahora consultor Ernesto Ambrosetti, de confirmarse finalmente una superficie en ese rango se estaría muy cerca de empatar el récord logrado en la campaña 2001/02, cuando se alcanzaron las 7,1 millones de hectáreas. En esos años la cosecha fue de 15 millones de toneladas, 28% menos que la producción que se espera del cereal para este ciclo. Es clara entonces la influencia de la mayor tecnología aplicada en el cultivo.
El volumen de producción esperado podría significar, según cuentas del especialista, un ingreso de divisas por 2.800 millones de dólares a fin de año y comienzos de 2021. “Van a ser necesarias para reactivar la actividad cuando salgamos de la pandemia”, afirmó el analista.
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Ambrosetti agregó que los productores agrícolas invierten todos los años más de 10.000 millones de dólares en los diversos cultivos a pesar de la alta presión impositiva. Sobre la incidencia de impuestos, alertó que “cuando se suma la nacional, provincial y municipal significa el 65% de lo que genera el sector agropecuario, algo que resta inversión”.
El economista aclaró que, más allá de las buenas intenciones productivas de los agricultores, la cosa no está para tirar manteca al techo. Por el contrario, recomendó estar muy encima de la evolución productiva y comercial de la campaña.
“Los números son finitos y todavía más si te alejás de los puertos. Por eso se necesita de mucha eficiencia en todos los procesos productivos y disminuir el riesgo. Hay que tratar, por lo tanto, de ir que ir tomando recaudos e ir vendiendo algo de la producción y trabajar con futuros y opciones”, alertó el especialista.
En tal sentido consideró que pese a las promesas oficiales, todavía no se puede descartar un nuevo incremento del 12 al 15% en los derechos de exportación para el trigo y el maíz, lo que reduciría aún más el ingreso de los productores. Esa posibilidad están prevista en la Ley de Emergencia aprobada a finde 2019 en el Congreso, pero fue desestimada por el ministro de Agricultura, Luis Basterra.
El analista dijo que este año será muy importante realizar planes canje para asegurarse la provisión y el precio de los insumos. Este tema generó fuerte preocupación entre los productores debido a las medidas que tomó el Banco Central respecto de la disponibilidad de dólares para los importadores.
“Todavía faltan meses para terminar la cosecha. Por eso hay que moverse con mucha cautela. Además va a haber modificación de los precios relativos de acá a fin de año, así que desde ese punto de vista son importantísimos los planes canje para lograr los insumos y poder seguir produciendo en escenario marcroeconómico sumamente crítico”, contextualizó Ambrosetti.
El consultor señaló que “se puede perder la renta ante un evento climático incluso no muy grave, como por ejemplo que llueva menos de lo que se necesita y entonces el rinde caiga 10 o 15%. Así estaríamos en una situación muy crítica. Este año necesitamos que las condiciones climáticas acompañen, minimizar riesgos y hacer todo muy eficiente para que los números sean positivos”, puntualizó.