Hoy quiero rumbear para el lado de la comida regional más emblemática de los argentinos, la que más reclaman los extranjeros junto al tango, apenas pisan nuestro suelo: el asado.
Esta forma de cocción tan primitiva es una de las típicas expresiones del ser nacional “que merece integrar el panteón de la argentinidad junto al mate, el colectivo, la birome y el dulce de leche”, nos dice Juan Carlos Muñiz, en su obra maestra “El asado”, un libro editado por Atlántida en 1999. e ilustrado por Raúl Fortín. Sí, aquel de las revistas Billiken y Humor.
Quiero rumiar junto a ustedes el asado, pero esta vez no como comida sino como cultura, sapiencia, ritual, de la mano de estos dos sabios geniales de la cultura popular.
Se pregunta Juan qué es un asado. Y como buen futbolero que es, comienza aclarando que “del mismo modo que el fútbol no se reduce a 22 tipos que corren detrás de una pelota, (…) este complejo, folklórico y fascinante rito es uno de los más fieles espejos para vernos reflejados los argentinos, pues mezcla en la parrilla de la vida nuestros resabios indios y nuestro tumultuoso costado inmigrante. Una buena excusa, en todo caso, para contemplarnos tal como somos.”
Juan y Raúl, sus autores, “les sacan el jugo a las manías y obsesiones que ventilamos los argentinos a la hora de reunirnos junto al fogón de un asado”.
“Nadie podrá dejar de sonreir al identificarse o reconocer a algún pariente y amigo entre el desfile de personajes que se ponen sobre la parrilla de este libro, como el asador exagerado, el pijotero, el improvisado, el invitado metido”, el mirón, el ‘ladrón de gloria’, la mujer “que dice que está a dieta y no deja ni los huesos, el toquete o pincha todo.
Capítulo aparte merecen los distintos estilos de asados -el rutero, el de obra, el de terraza, el complicado asado de balcón, el de taller mecánico, de TC-, o “las modalidades de trabajo” -el asador lento, el apurado, el fanfarrón, el cochino o el inseguro-. Tampoco otros detalles de este ritual, como el asado tapado, el salado con sal gruesa, con sal fina, con salmuera. Hasta el asado espurio, “que hacen a los usos y abusos de este peculiar oficio del ser argentino”.
El libro de Muñiz y Fortín es “una obra que, además de invitar a la reflexión sobre este rito tan autóctono, provoca carcajadas línea a línea gracias a una cuidada combinación de prosa humorística con caricaturas costumbristas”. Yo diría además que Muñiz domina el lenguaje como pocos y abruma con su pluma.
Juan se pregunta: “¿El asador nace o se hace?” ¿Y Ustedes qué piensan?
Luego argumenta que el asado se ha convertido en la comida definidora del “ser nacional…”, y enumera:
- “La carne…iguala: no se puede asegurar que un bacán esté en condiciones de comer mejores asados que los humildes moradores de cualquier barrio o pueblito del interior”.
- “No hubo moda ni invasión foránea capaz de sustituirlo o desplazarlo. El asado resistió a pie firme a los enconados ataques del consumismo y la tilinguería.”
- “No pudieron con el asado ni la macrobiótica, los regímenes naturistas, el yoga, el buffet froid ni Freud en su bufete…(ni) la veda”… Ni las comidas rápidas.
- “Ningún término anglófono lo contamina ni le hinca el diente: no existe el “asado party”, ni el “churrasco jet”, ni “asafast food”. Jamás pudo ser fabricado un chorizo diet.”
“Y ya con esto alcanza para cantar loas a la vaca. Y hasta para perdonarle el colesterol agregado”.
Y si se queda con ganas de ahondar en la sapiencia y el buen humor que Juan y Raúl han desplegado en esta magnífica obra, busquen el libro, que algunos ejemplares quedan de aquella edición.
Para finalizar les dejo dos consejos sanitarios: si va a comer un asado con muchos elementos grasos, puede ayudar a su cuerpo bebiendo medio vaso de jugo de limón recién exprimido, dentro de la hora previa o posterior a la ingesta. Cuide que las brasas estén bien encendidas, al rojo vivo, y si usa un chulengo de parrilla, no lo tape, porque el humo no es bueno para la salud.
Le pedí a Juan Muñiz que nos obsequie alguna de sus tantas y bellísimas canciones. Gracias, Juan!!
Algo sobre Juan: mi admirado amigo Muñiz, nació en Venado Tuerto. Escribió con Fortín sobre otra pasión argentina ,“El picado: una pasión argentina”, y en su libro sobre los argentinos a la parrilla también se refiere mucho al fútbol.
Juan es periodista, escritor, humorista, cantautor y compositor de tangos, valses, bossa, candombes, boleros, rumbas, choros, zambas, milongas y más. Fue creativo publicitario y guionista de TV (Tato Diet, etcétera), coautor en el film Tango feroz, columnista en Sex Humor. Sepamos los argentinos que se nos fue Fontanarrosa, pero nos queda Juan Muñiz, al que podemos disfrutar por todo el país cantando las canciones de sus cinco discos: Claroscuros, Señas particulares, Soñar no cuesta nada, El vicio de hacer canciones, y Recetas contra el olvido.
Alguien ha dicho que en este último CD, Recetas contra el olvido, Muñiz propone una variante en el menú cotidiano de nuevas fórmulas gourmet para alimentar las emociones. Búsquenlo.