Ha sido estrepitosa la caída que registró en septiembre pasado, según cifras oficiales y privadas, la venta de carne vacuna a su principal y mejor mercado, que no es China sino el mercado doméstico. Por más recuperación que hayan registrado las exportaciones de bifes, todavía 85 kilos de cada 100 kilos producidos van a parar a las fauces de los argentinos. Pero estos achicaron su demanda de modo violento el mes pasado, pasando de un consumo anual promedio de 59 kilos por habitante a solo 49 kilos.
Todavía no es más que un dato que no hace tendencia. Pero que alcanza y sobra para determinar que en septiembre pasado los argentinos pusieron un freno a sus compras de carne vacuna luego de los fuertes aumentos de precios que se registraron en carnicerías y supermercados. Hasta ese momento, la carne registraba cierto retraso frente a otros alimentos y también frente a la inflación general de precios. Pero de un saque, el promedio de cortes subió cerca de 14%.
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El informe mensual de CICCRA (Cámara de la Industria de la Carne), en este contexto, determinó que en el noveno mes de 2018 se habrían producido sólo 237 mil toneladas res con hueso (tn r/c/h). Es decir, 33,8 mil toneladas menos que en agosto o el 12,5%. Aquí los expertos se dividen, porque mientras unos dicen que el consumo cae cuando cae la oferta, los otros argumentan que la oferta se retrae siguiendo una menor demanda.
Pero en septiembre, los volúmenes exportados de carne vacuna continuaron creciendo, totalizando unas 55 mil toneladas r/c/h equivalentes. Esto da que “En consecuencia, en el último mes el envío de carne vacuna al mercado interno habría experimentado una contracción de 16,7% mensual, hasta convertirse en el mínimo de 2018 con sólo 182,2 mil toneladas”.
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“De confirmarse, esta sería la baja mensual más importante del año (así como también la caída interanual más significativa)”m indicó CICCRA, la entidad que dirige Miguel Schiariti. En resumen, si la producción cayó 33 mil toneladas, la oferta al mercado interno cayó todavía más, unas 36 mill toneladas entre agosto y septiembre.
Luego la cuenta que sigue es sencilla: se divide la oferta de carne destinada al mercado local entre la cantidad de argentinos. Si hasta agosto pasado esa cuenta daba que cada uno de nosotros ingería 59 kilos anuales en promedio, en septiembre determinó que esa nivel de consumo anualizado retrocedió a solo 49,1 kilos.
Para ponerlo más en criollo, si hasta agosto cada argentino comía unos 4,9 kilos mensuales de carne, un mes después estamos comiendo 4,1 kilos. Esto es, unos 800 gramos menos.
De todos modos, el mejor modo de hacer estas cuentas es en periodos más extensos, anuales en preferencia. En ese caso, y tomando en cuenta lo que sucedió acumulatívamente entre enero y septiembre de este año, el consumo per capita se ubica todavía en 56,6 kilos anuales, todavía por encima de los niveles que tenía entre 2015 y 2017.
Tampoco a nivel productivo se dibuja todavía una tragedia, ni mucho menos. Dice CICCRA que “aún a pesar del frenazo que se habría registrado en septiembre, la producción de carne vacuna llegó a 2,272 millones de toneladas en los primeros nueve meses del año y se mantuvo 8,9% por encima del volumen producido en enero-septiembre de 2017. Esto implica que entre los períodos analizados se envió al mercado (expo + mercado doméstico) un total de 186,2 mil toneladas adicionales de carne vacuna”.
De esa mayor oferta, “la mayor proporción del aumento de la producción de carne vacuna se volcó a los mercados externos (casi 87% de las 186,2 mil toneladas adicionales). Las exportaciones habrían ascendido a 383,3 mil de carne vacuna en los primeros nueve meses del año, exhibiendo una recuperación de casi 73% anual. Su importancia en el total producido habría subido de 10,6% a 16,9% entre los períodos analizados”, se añadió.