La próxima cita de la lechería, que será el seminario internacional previsto para el 26 de junio, encuentra al sector con una agenda por lo menos contradictoria. Por un lado, hay un número que siempre llama la atención y se repite año tras año: Hay 90 tambos que cerraron sus puertas en lo que va de 2025 y fueron más de 400 el año pasado. Pero el sector parece preferir no hablar de ello y quiere concentrase en un virtual equilibrio en el esquema de precios y una mayor apertura de vías de financiamiento.
En el medio, no se sabe bien qué rol debe jugar el Estado, que parece haber resignado querer hacer frente al continuo proceso de concentración.
El director nacional de lechería, Sebastián Alconada, viene de gestiones anteriores y fue ratificado por el gobierno de La Libertad Avanza. aprovechó la cita organizada por CRA para presentar el seminario, para dejar en claro la postura de su gestión es la no intervención. La política se resigna. El mercado manda.
Como muestra basta un botón. El funcionario ratificó que ya es oficial el regreso de Argentina a la Federación Internacional de Lechería (FIL), un organismo mundial que nuclea todo lo respectivo a la producción, consumo y promoción del sector, pero aclaró que este regreso será “con una mayor participación del sector privado que del público”.
Con esa breve noticia, Alconada ya insinuaba cuál será la prioridad de la dirección a su cargo. “Nosotros no vamos a hacer nada. Nuestro trabajo es generar las condiciones para que el sector privado pueda desarrollarse, no les vamos a decir qué tienen que hacer”, señaló el director, que parece haberse amoldado por completo al espíritu del no intervencionismo y sostiene que su rol estará supeditado a promover la inversión privada.
Pero en contra de este discurso se repite estadística tras estadística una cifra que es, cuanto menos, incómoda. Según datos oficiales recopilados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), entre enero y mayo cerraron otros 90 tambos en la Argentina, lo que da un total de más de 1000 establecimientos que se dieron de baja desde el comienzo del gobierno de Javier Milei. Es el 10% o más de los que habían.
Los números ilustran una inexorable tendencia a la concentración, porque se ha mantenido la producción y el tamaño de los rodeos, pero no deja de disminuir la cantidad de empresas habilitadas. Esto es parte de un fenómeno internacional, pero que en Argentina se produce a tasas mucho más aceleradas. Por lógica, también es consecuencia clara de un país que hace años vive improvisando y cambiando de recetas. Y que castiga el sector primario de la lechería con recurrentes crisis de altos costos y bajo precio de su materia prima.
Eso explica cómo hace 40 años había 30.000 tambos y hoy poco más de 9.000.
Respecto a ese dato duro, Alconada habló de “ser realistas” y dijo que esa concentración puede pasar tanto en su sector como en el negocio gastronómico o cualquier otro rubro, ya que a partir de la asunción de Javier Milei la economía atraviesa un proceso de estabilización en el que los números van a tener que ser “más finos”.
Además, habló de las condiciones para competir y aseguró que durante años la lechería vivió dentro de “una burbuja” -léase algo así como “proteccionismo exacerbado”-.
“A veces queremos ser competitivos pero con las reglas que nos convienen y no con las otras”, afirmó el director nacional, que repitió que, esta vez, “papá Estado” no va a estar diciéndole a los tamberos qué hacer. Como si antes hubiera estado demasiado presente.
Y, de paso, en esa conferencia de prensa organizada en el auditorio de CRA, también dejó una especie de “sugerencia” a los periodistas allí presentes. Respecto al cierre de tambos, “invitó” al sector a evaluar “qué se difunde” y “con qué buena fe”, ya que, dijo, algunos casos son muy particulares y no representan al grueso del sector.
Tal vez el rol -ahora que ha decidido resignar la política pública frente a estos procesos de concentración económica- peda ser comenzar a aclarar esos grises, y facilitar el acceso a la información, algo que sí le corresponda al sector público. De hecho, OCLA toma las cifras de Senasa.
En la misma línea se expresó Alfredo Trionfini, coordinador de lechería de la Confederación de Asociaciones Ruralistas de Santa Fe (Carsfe), que pidió no siempre vincular el cierre de tambos a los pequeños productores, y sugirió al periodismo poner paños fríos en el tema. “Son 90 RENSPA (registros sanitarios) que dejaron de estar”, aclaró.
Cuando Alconada se refirió al rol del Estado, el productor adhirió a la moción y celebró las medidas de fomento para el agregado de valor y, por qué no, la apertura de nuevos establecimientos. Justamente ese último aspecto parece utópico en el esquema actual.
La eliminación de las restricciones al comercio, como el programa de “precios cuidados” en las góndolas o las cuotas a la exportación hoy ya es historia para la lechería. “Por suerte no nos juntamos más para eso, y es un avance importantísimo que cuesta dimensionar”, dijo Alconada, que aseguró que este año el foco estará puesto en la apertura de mercados puertas afuera.
Y eso no implica sólo “picar sesos” o un “Senasa que esté a la altura de las circunstancias”, como aseguró el director, sino también condiciones para mejorar la competitividad. Salir a exportar también significa afrontar aranceles y tener que insertarse en otros mercados.
“Cualquier país que nos quiera exportar a nosotros tiene que pagar un 28% de impuestos, pero nosotros queremos salir al mundo con arancel cero. Hay que buscar la reciprocidad”, alertó el funcionario.
Trazar un panorama del sector lechero implica también hablar de financiamiento, un aspecto que Alconada celebró y que, aseguró, seguirá mejorando. “Demostramos que sí se puede prestar a valor producto”, afirmó, respecto a las líneas que comenzaron en los 14 millones de pesos a tasa cero -el año pasado- y que hoy alcanzan los 300 o 500 millones.
Tampoco descartan pulir y avanzar con los sistemas “warrant”, para que se use el rodeo como garantía para tomar créditos.
A su turno, en ese mismo encuentro, el director de lechería de Santa Fe, Carlos Di Lorenzi, se refirió a la infraestructura y aseguró que la administración de Maximiliano Pullaro se hizo cargo de muchas de las deficiencias que arrastraban por años.
Sobre eso mismo preguntó Bichos de Campo a Alconada, ya que el buen estado de las rutas y caminos es indispensable para esta rama de la producción. “Están en marcha todos los procesos de apertura de licitación y pliego”, aseguró el director, que confía en que, más temprano que tarde, se avanzará en el mantenimiento.
Pero, a su vez, también se refirió a la cuestión logística e insistió en que debe avanzarse con la producción de sólidos y el desarrollo de cuencas locales para que un camión con leche no tenga que recorrer cientos de kilómetros a diario.
“Va a ayudar a producir mejor, ser más eficientes y mejorar ineficiencias propias del sector”, concluyó.