En una provincia ganadera como La Pampa, hay nombres propios que son sinónimo de tradición productiva. El de Carlos Gaccio es uno de ellos. Es veterinario de profesión, se ha probado el traje de político y de legislador pero, si tiene que definirse, es un cabañero que siguió el legado de su padre. Hoy representa a su sector en el Banco La Pampa, en donde es director desde hace casi una década.
“Mi parte está hecha. He sido protagonista en esta provincia y con eso me basta”, expresó Carlos al hacer un repaso por su historia junto a Bichos de Campo. Oriundo del pueblo de Conhelo, al norte de La Pampa, siente un profundo arraigo por su tierra, sus animales y su familia, y aún se dedica a trabajar prácticamente el ciclo completo, con cría, recría e invernada.
Pero también ha sabido salir de El Amanecer, la cabaña que fundó su familia en los años sesenta, para abocarse a la política. En el 83, con el regreso de la democracia, fue elegido intendente de su localidad, en donde ejerció hasta el 87. Tras 4 años como edil del Concejo Deliberante, volvió a asumir como mandatario hasta 1995. Recién volvió a ocupar cargos jerárquicos en 2016, cuando por pedido del gobernador Verna se sumó al directorio de la banca pública provincial.
“En esa lucha de ver quién gana, si el que lo toma dinero o el que lo presta, está el gran entusiasmo de mi vida”, señaló.
A pesar de estar en la vereda de enfrente, a Gaccio el sector ganadero siempre le tiene cariño. Y eso es no sólo porque él es uno de ellos, sino porque también ha dado señales desde el lugar que ocupa para favorecer el financiamiento de la producción. En ese sentido, entre contadores y técnicos, recuerda la importancia de que las instituciones “respeten los ciclos biológicos” y se considera un “apasionado del crédito”.
El entusiasmo que hay hoy entre criadores y productores no es sólo debido a los precios, que de hecho están en valores históricos, sino porque también han mejorado las condiciones para trabajar. “El criador pampeano es muy aguerrido y está acostumbrado a la lucha”, asegura Gaccio, que ha vivido sus 70 años de vida en esa zona, conoce las dificultades climáticas que atraviesan, y disfruta encarar el desafío de estar otro lado del mostrador.
“Siempre fui un impulsor de las líneas ganaderas”, expresó el cabañero. Si tiene que elegir, entre sus preferidas está la que apunta a la retención de terneras, para que el productor no tenga que salir a comprar vientres y pueda aprovechar los animales que tiene. Es algo de lo que puede hablar con certeza porque prefiere vender novillos pesados, de unos 320 o 330 kilos, para que sólo pasen por la terminación a corral.
De hecho, el productor lamenta que la crisis que generó la sequía en el sector haya obligado a muchos establecimientos a liquidar temprano y deshacerse de vacas para cubrir costos. A él mismo le tocó vivir de cerca la situación, cuando fue delegado de Angus en su provincia entre 2021 y 2023. Aunque falta que pase mucha agua bajo el puente para que el sector asome cabeza, este año promete ser mucho mejor.
En lo personal, en su cabaña Carlos siente que guarda una parte de su vida. Puede elegir nuevos cargos jerárquicos o vestir el traje de los bancarios, pero sabe que en El Amanecer se juega lo que realmente lo moviliza. “Quiero ese lugar, nací ahí y fue lo que trabajó mi padre”, expresó.
Por eso cuando le hablan de cifras, de rentabilidad y de las ventajas que tendría vender su campo y retirarse no puede más que hacer oídos sordos. “Esto es una pasión. No nos haremos millonarios, pero no quedan dudas de que disfrutamos”, afirma sin un dejo de duda el productor pampeano.