Siendo demasiado generosos, el gobierno destinará a socorrer a los productores afectados por la sequía histórica una suma equivalente a 3,4% del dinero que recaudó con el cobro de retenciones (que se descuentan a los productores) en 2022. Eso es si tomáramos el valor del dólar oficial para hacer las cuentas, porque si se toma la cotización del dólar paralelo el socorro oficial al agro se reduce a solo 1,5% de la recaudación por derechos de exportaciones.
En las últimas horas, a través del diario La Nación o la agencia Télam, la Secretaría de Agricultura estuvo difundiendo su propia estimación del dinero que destinará el Estado para “asistir y ayudar a productores agropecuarios afectados por la sequía, a través de fondos rotatorios y créditos a tasas subsidiadas” que se anunciaron tras la reunión del martes pasado entre el ministro Sergio Massa y los principales dirigentes de la Mesa de Enlace. La cifra de esta ayuda es de unos 70.000 millones de pesos.
Se trata de una suma mentirosa desde el vamos, dado que la mayor parte de ese aporte surge de líneas de créditos por 50.000 millones de pesos que aportará el Banco Nación, y que es dinero que no se devolverá al sector, sino que se le prestará y pagará intereses, aunque estos estén subsidiados respecto de las tasas generales que ofrece el sistema financiero.
Pero aceptando incluso esta situación y considerando esos 50 mil millones del BNA como una ayuda al agro, la cifra de 70.000 millones de pesos ostentada por las autoridades nacionales equivale a 376 millones de dólares si se aplica el tipo de cambio oficial (185 pesos por dólar) y a 186 millones si se aplica el dólar blue o paralelo (375 pesos) al cierre del viernes.
De allí es muy fácil comparar en la misma moneda (sin el barullo de tantos ceros provocado por la incontrolable inflación argentina) cuál es la dimensión real de el paquete de socorro lanzado por Massa y compararlo con el aporte que, a la inversa, hace todos los años el sector agropecuario al sector público por vía de un solo impuesto que se descuenta de los precios pagados a los productores, las retenciones o derechos de exportación.
La respuesta es durísima: siendo muy generosos, el gobierno solo cederá a ayudar a los productores afectados por la sequía el 3,4% de lo que les quitó con el impuesto más retrógrado que existe, a punto tal que la Argentina es el único país que lo aplica a sus exportaciones de forma generalizada. Podría ser peor si se considera el tipo de cambio libre, que ubica la divisa mucho más arriba. En ese caso la ayuda equivale a solo 1,5% de lo que aportó el campo solo en este tributo.
Por derechos de exportación el Estado cobró del agro cerca de 11.000 millones de dólares en 2022. Los granos básicos (en especial la soja) tienen las alícuotas más altas y son los que más aportan. Según un estudio reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el 2022 cerró con un aporte del complejo granario de 9.961 millones de dólares o “unos 1.433.308 millones de pesos”.
A esa suma se le deben sumar al menos 1.000 millones de dólares más recaudados por las retenciones cobradas a otros complejos exportadores, como la carne y los lácteos (que dejan en la Aduana hasta 9% de las divisas que logran al exportar), el algodón, el maní, el arroz y muchas otras economías regionales.
Las retenciones actúan en todos los casos deprimiendo el valor del precio que cobran los productores de cada una de esas actividades. Por eso una forma efectiva y directa de “ayudar” a quienes se vieron perjudicados por la falta de lluvias era reducir las alícuotas, al menos hasta finales de 2023, para que el nuevo gobierno defina luego que hacer. Pero Massa se negó de plano a discutir el tema y las entidades de la Mesa de Enlace lo aceptaron para no perder la chance de obtener otras medidas de alivio por parte del gobierno.
Este paquete de medidas finalmente fue muy escueto y dejó en evidencia que tienen la razón quienes piensan y repiten que “el Estado es socio del agro solo en las buenas, nunca en las malas”. Aunque las lluvias de los últimos días permitieron comenzar a revertir las situaciones de sequía extrema que padecían casi todas las regiones productivas, en diversos círculos se calcula que el fenómeno climático ya provocó un daño de entre 8.000 y 15.000 millones de dólares sumando a todas las actividades.
Según un informe de la misma BCR, solo en el caso de los productores de granos las mermas en los ingresos esperados por la cosecha 2022/23 en soja, maíz y trigo podrían alcanzar los 10.425 millones de dólares. La mayor parte de esa pérdida surge de la caída de los rendimientos, pero hay muchas hectáreas sembradas y no cosechadas valuadas en 757 millones de dólares, y hectáreas que directamente no se pudieron sembrar, que agregan 1.139 millones de pérdidas.
El informa de la Secretaría de Agricultura que intenta mostrar a la sociedad que hay un estado comprometido y generoso a la hora de ayudar a los productores, enumera 15 puntos o políticas, de los cuales 10 le corresponden a ese organismo con “una inversión de 10.000 millones de pesos” y otros cinco corresponderán a la Secretaría de Industria por 5.000 millones adicionales.
Agricultura e Industria aportarán esos 15.000 millones para subsidiar 15 puntos en la tasa de interés de la plata que prestará el Banco Nación para los productores que necesiten recomponer capital de trabajo. Como se dijo, ese es dinero que se presta y se devuelve. A lo sumo habría que agradecer al gobierno que con el subsidio, la tasa de interés se ubicaría entre 40 y 50% y no sería tan leonina como las que cobra el sistema financiero -incluyendo al propio Banco Nación- por su cartera de préstamos habitual.
Agricultura además tiene planeado destinar “fondos rotatorios por 5.000 millones de pesos para llegar a los pequeños productores, que se canalizará a través de convenios con provincias, municipios y/o cooperativas agropecuarias”. Con este sistema -que involucra solo 26 millones de dólares al valor oficial o la mitad al dólar libre-, se aspira asistir a 18.000 pequeños productores. En promedio, podrían recibir 1.400 dólares cada uno. Es lo que cuesta llevar adelante la siembra de 2 hectáreas de maíz.
Somos tan Inocentes los Buenudos del Campo que todavía le prestamos atención a estas personas, sin moral ni ética y con un a profunda e insalvable ignorancia, propia de una mentalidad, cuyos conocimientos llegaron hasta el nivel de “Cadete de los mandados”, desde el “Ocupa” que está en el sillón de Rivadavia para abajo todos, acostumbrados a versear y safar que no merecen nada más que nuestro repudio y profundo disgusto por el Daño que hacen.
Rebelión fiscal y un estado paralelo debiera ser la solución para no caer en una guerra civil.
Pero nuevas elecciones y menos golpes de iluminados no son la solución
Utilizar una unidad creada de instituciones intermedias y poder dar una cobertura social y de mucho respaldo al apoyo que se logre y plantarse en nuestro derecho ganado diariamente con nuestro esfuerzo y paciencia.
Gracias por su ayención
Totalmente de acuerdo con Antonio. Son responsables principales los agricultores y ganaderos de creer mentiras de los funcionarios de turno. Hasta cuándo van a seguir soportando ser “engañados”??
No puedo creer que sólo 2 seamos los que lo expresamos!!!!! Y los cientos de Miles que piensan igual, dónde están?. Salgan de abajo de la cama, porque con éste verso que les hacen, se les va la vida!!!!!!!!!
Es verdad, hay que ponerse los pantalones largos, poner huevos y hacer lo que sea necesario para que vayan presos estos ladrones impresentables y devuelvan lo adquirido ilegalmente, paguemos la deuda y sobra aún
Y cuando hacemos kilombo para decir basta a estar garrapatas ??????