En un intento desesperado por encontrar buenas noticias en el sector lácteo, la Secretaría de Agroindustria informó este martes que las exportaciones de productos lácteos crecieron 34% en comparación al año anterior, tomando el periodo enero-noviembre de cada año.
Según el comunicado oficial, las exportaciones pasaron de 225.599 toneladas en los once primeros meses de 2017 a 294.945 toneladas en ese lapso de 2018.
Con ese desempeño, y a la espera de los datos de diciembre, la conclusión real que uno debería sacar es que hay un repunte visible de los embarques, pero que esta mejora se produce desde los niveles más bajos de toda una década. La buena noticia, así, se reduce al hecho de saber qué en materia de comercio exterior, el sector lácteo está recién saliendo del sótano.
El repunte, queda claro, es bienvenido. El desempeño exportador de la lechería en 2017 fue paupérrimo, con solo 226.401 toneladas embarcadas por un valor de 726.815 millones de dólares. No hubo un año tan malo desde 2003. Con el incremento de los volúmenes exportados, que en once meses implicaron un ingreso de 899,75 millones de dólares, estamos recién retornando a los niveles de 2008 o 2009.
Hecha la lectura correcta de la estadística oficial, el dato más alentador que surge del informe de Agroindustria es que “se observa un importante crecimiento en el último cuatrimestre del año”, ya que en noviembre se vendieron 40.666 toneladas de productos lácteos contra las 22.754 de enero, lo que muestra un incremento superior al 78%.
Los principales productos que se exportan son leche en polvo entera y suero, seguidas por leche en polvo descremada, quesos de pasta dura, semidura y mozarella. Actualmente son 32 las empresas nacionales que exportan. Los principales destinos de exportación son Brasil, Argelia, Rusia, China, Chile, Paraguay, Indonesia, Uruguay, Japón y Bolivia
En su balance para 2018, el gobierno también remarcó que hubo un aumento en la producción de leche cruda del orden del 4,26%, totalizando 10.527 millones de litros.
Por eso, justamente, resulta clave que se recompongan las exportaciones cuánto antes, para absorber el excedente de leche cruda (se estima que los argentinos consumen el equivalente a unos 8.500 millones de litros anuales) que no pueda destinarse el mercado interno. De otro modo sucede lo que está sucediendo desde hace años: se deprimen los precios pagados al productor.
Sobre esto, el informe oficial dijo que se produjo una recomposición del precio el año pasado del 63%, ya que se le pagaron en promedio a los tamberos 9,28 pesos por litro durante diciembre. De todos modos, en dólares sigue siendo un valor muy bajo, de apenas 0,24 dólares por litro, uno 60 centavos por debajo de los valores históricos.