Cuenta María Fernanda Piffaretti que “hubo un tiempo en el que pétalos y flores se valoraban más por sus virtudes, sabores y aromas que por su belleza”. Ella recuerda que su abuela Elena le daba a comer pétalos de rosas cuando era niña, y que la alacena de aquella, abundaba en frascos de mermeladas caseras. Así fue como en 2010 le nació la idea de comenzar a investigar sobre el cultivo orgánico de flores y la elaboración artesanal de confituras.
Siendo diseñadora gráfica, en 2011 decidió estudiar gastronomía y en 2014 tomó contacto con la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo. Allí la contactaron con el Ministerio de Agricultura, y compró sus primeros rosales y los plantó en el jardín de su casa, en el centro de la ciudad de Godoy Cruz, en Mendoza.
Obtuvo un subsidio y así montó la fábrica de mermeladas con pétalos de flores, en la planta alta de su casa. En 2013 el emprendimiento inició su producción y unos años más tarde se lanzó a escala comercial. En 2016 se constituyó como empresa bajo el nombre “Dulce Flor”, Mermelada con Flores.
María Fernanda elabora mermeladas artesanales de frutas con pétalos de flores, un producto gourmet sin aditivos, ni conservantes, 100% fruta, pero con algo tan especial y sutil como los pétalos, que aportan aromas y sabores exóticos, además de nutrición y salud.
Le llevó mucho tiempo de prueba y experimentación hasta hallar los sabores exactos que combinaran frutas con flores. “Unos cinco años en llegar al sabor de la rosa que buscaba, de plantar y ver cómo se fusionaban el color y la textura”, dice Fernanda. Así llegó a presentar una gama de mermeladas con combinaciones únicas de sabores, tales como “Pomelo con pétalos de rosa”; “Manzana con pétalos de rosa”; “Pera y pétalos de jazmín”;
“Frutilla con pétalos de rosa”, y “Mandarina con pétalos de azafrán”. Los vende en frascos de 120 gramos, con una imagen delicada y fina, a la altura de una delikatessen.
Fernanda, propone distintas combinaciones de comidas, postres y bebidas para acompañarlas: “La mermelada de frutilla con pétalos de rosa es ideal para disfrutar con quesos, vinos espumantes, y postres con chocolate y nuez pecán; mientras que la mermelada de pera y jazmín conviene combinarla con quesos azules, vinos blancos y postres con jengibre y pistacho”, recomienda.
Dulce Flor se ocupa de producir las flores, porque los pétalos deben ser orgánicos. Pero a las frutas las compra a productores certificados. Con la flor del azafrán trabaja en forma colaborativa con los productores del Valle de Uco, que se la proveen.
“En la antigüedad, los griegos y los romanos producían flores para consumirlas. Después se dejaron de usar. Y en la actualidad se están retomando. En Europa se usan mucho, en preparaciones”, cuenta Fernanda. Luego define que los pétalos “tienen propiedades antioxidantes, fibras y vitaminas. No sólo es estético y poético, sino también nutritivo”.
En la actualidad se sabe que las flores aportan beneficios para la salud, siempre que se trate de especies comestibles. Las flores comestibles son ricas en vitaminas A, B, C, D, K, PP, B12; así como en minerales, proteínas o aminoácidos. Existen cerca de 250 especies de flores comestibles, siendo las más populares en la cocina las violetas, los pétalos de rosa, la flor de calabaza, las caléndulas, los crisantemos, el jazmín, los claveles, azahares, malvas, pensamientos, gladiolos y amapolas.
Respecto al cultivo de flores comestibles en el territorio, y debido a la ausencia de normativas específicas, fue necesario acudir a las regulaciones de la horticultura comestible general y a la producción ecológica, en particular. “Los estándares de producción en floricultura para consumo humano desarrollados por Dulce Flor han sido adoptados por organismos para regular la actividad de pétalos envasados”, nos anoticia Fernanda.
Acaba de cerrar contrato con el aeropuerto y con un hotel 5 estrellas, de Mendoza, y sus dulces ya se consiguen en muchos puntos de Buenos Aires. Algunos chefs ya incluyen las deliciosas mermeladas en sus platos y postres gourmet, mientras Fernanda recorre ferias promoviendo un producto tan novedoso.
La Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Cuyo le acaba de ceder unos terrenos para que Fernanda aumente sus cultivos y cuente con el asesoramiento para seguir investigando junto a los catedráticos y alumnos. Finalmente nos dio la noticia de último momento: está asociándose con un importante empresario del sector alimenticio, con el que se abrirán las puertas a la exportación y la fabricación a mayor escala. Le deseamos mucha prosperidad a Fernanda y su familia en este dulce camino con sabor a primavera.
Les dedicamos una linda canción: Flor Amarilla, del salteño Yuyo Montes, por la cantante Tamara Castro.