El 9 de octubre de 1925 se conformaba en el pueblo de Las Tunas, la Asociación Unión Tamberos Cooperativa Limitada.
Desde esa pequeña localidad entre San Jerónimo Norte y Franck, en Santa Fe, a poco de Esperanza, la primera colonia agrícola, surgía la primera empresa cooperativa dedicada a la lechería nacional, de la cual en 1936 surgió Milkaut, la firma que desde hace más de una década pertenece al grupo Savencia.
Con un acto protocolar, este jueves en Las Tunas se descubrirá una placa conmemorativa del centenario y en poco más de una semana, con una cena, se celebrará el aniversario.
Si bien ya no tiene procesamiento de leche propio tras la venta de la industria láctea, la Cooperativa supo adaptarse, para seguir brindando el servicio inicial a sus productores.
Con el esquema denominado Unión Solidaria, que es sencillamente un pool de leche que agrupa a 83 productores y comercializa diariamente entre 150 y 180 mil litros de leche cruda, actualmente a dos empresas.
Bichos de Campo estuvo en la planta de Colonia Nueva, junto al vicepresidente de la Cooperativa, Fabián Brunas, con quien hicimos un repaso de la actualidad de una empresa que supo diversificarse, adaptarse a las necesidades de los productores y dar respuestas efectivas en cuanto a insumos y servicios.
Brunas tiene tradición familiar como socio de la cooperativa, pero también como productor individual desde 2014, ya que sus actividades abarcan la ganadería de carne con cría, feedlot e invernada, tambos y agricultura, siendo hace siete años integrante del consejo de la entidad, cumpliendo ahora el primer tramo en el cargo de vicepresidente, secundando a Javier de la Peña, siendo esta una manera diferente de aportar al sector productivo.
Como parte de Coninagro, hace más de 15 años que la diversificación en su línea de servicios se fue ampliando con una oferta actual que incluye el acopio de cereales (trigo, girasol, soja, sorgo, maíz), nutrición animal con la producción de 4.300 toneladas al mes y su logística a campo, veterinaria, una amplia gama de insumos, desde agroquímicos hasta ferretería, la multiplicación de semillas con la marca Esperanza en alfalfa, que pronto tendrá la versión Esperanza II, en un desarrollo conjunto con al Universidad Nacional del Litoral.
Además, se ofrece la venta y entrega a campo de combustible, para unos 270 socios y más de mil clientes en una amplia región de la provincia de Santa Fe, con siete sucursales, desde la casa central en Franck, Colonia Nueva, Nelson, Progreso, Felicia, San Carlos; y San Jerónimo.
Brunas reconoció que la cooperativa en años recientes tuvo que hacer un gran esfuerzo para respaldar a los productores, en tiempos de sequía y chicharrita. AUT evitó ejecutar deudas: “Todos los forward que estaban a semilla, los íbamos cambiando de trigo a maíz, de maíz a soja, porque el productor, la verdad, no podía pagarlo, entonces la cooperativa le fue dando esa posibilidad al productor para que vaya saneando su cuenta. Necesitábamos respaldar a los dueños de la cooperativa, porque para eso estamos”, recordó Brunas.
Esos tiempos parecen haber pasado, hoy el productor está un poco más fortalecido y comienza a ser tiempo de mirar hacia adelante, hacia los proyectos de la Cooperativa, a medida que las opciones de crédito vayan apareciendo y las oportunidades sean acomodadas.
Con la venta de un lote en la ciudad de Franck, donde la Cooperativa 8 de Septiembre de Esperanza construye el Edificio Centenario, con departamentos que incluso se pueden comprar en cuotas a valor producto, siendo esas ganancias las que se están invirtiendo en la nueva sede del edificio central en la misma localidad, que en un año y medio permitirá tener instalaciones más completas, no sólo para los servicios e insumos, sino también con espacios renovados de encuentro con los productores.
Para Colonia Nueva la proyección es la de instalar una extrusora de soja, para reducir costos logísticos, ya que según explica: “Nosotros consumimos alrededor de 30 mil kilos día de expeller de soja” entre toda la demanda.
Además proyectan un parque solar, para el autoabastecimiento energético, para poder también volcar a la red. “La idea es hacerlo asociativo, que cada socio aporte, por ejemplo, una pantalla solar, o un metro cuadrado de pantalla solar, que el socio sea partícipe de la energía que se produce y que podamos devolver esa inversión con una baja en los costos y con una mayor sustentabilidad”.
Sin embargo, lo que viene postergándose por condiciones lógicas es el desarrollo de un tambo asociativo, que si bien se había proyectado en un inicio para la planta de Colonia Nueva, ya podrá concretarse en el campo que tiene la Cooperativa y que lo utiliza la Escuela Granja Santo Domingo. “El proyecto está y ya tendremos la oportunidad de ejecutarlo” anuncia el dirigente cooperativista quien agrega que esto se hace incluyendo tecnología y robots para la formación de futuros profesionales del sector.
Todo este caudal de actividades y proyectos ponen de relieve el valor fundamental del sistema cooperativo. “Por empezar, hay que saber que uno es dueño de la cooperativa. Todos los socios somos dueños de esto. O sea que hay que quererla y hay que cuidarla a AUT”, sostiene. El mensaje clave es la capacidad de sostener al productor en las malas, algo que una empresa privada difícilmente puede hacer.
Para Brunas, el objetivo constante está bien claro. “Lo que más queremos nosotros es tratar de mejorar logística, calidad, precios. Vamos a seguir trabajando para ser lo más eficientes posible y mejores cada día”, subraya. Con inversiones puntuales, sobre las necesidades de los productores y siguiendo los adelantos que requiere el sector productivo en el ámbito agropecuario.
Transitando ya la experiencia de los cien años, desde AUT no hay dudas: “Queremos que el servicio que da la Cooperativa, que lo brinda con tanta experiencia e historia, sea cada vez más eficiente”, resume el productor santafesino.