Distintas organizaciones rurales se agruparon para crear una propuesta de producción porcina sustentable, que funcione como alternativa al proyecto oficial para instalar mega granjas que funciones como proveedoras de carne porcina para China, luego de las cuantiosas pérdidas que sufrió ese país a raíz de la Peste Porcina Africana. El comunicado de los porcinocultores, que instala el hashtag #bastadesolucionesfalsas, afirma que las condiciones de bienestar animal y cuidado del medioambiente solo podrían ser efectivas si se trabaja con criaderos de pequeña y mediana escala.
“Somos más de 30.000 pequeños y medianos productores que poseemos más de la mitad de las más de 400.000 cerdas madres de que dispone la Argentina. No somos de subsistencia, sino de ‘resistencia’ a las sucesivas políticas orientadas a profundizar la concentración económica y expulsión de los de menor escala”, indica la propuesta firmada por la Federación Nacional Campesina (FNC), la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE) y el Movimiento Nacional de Campesinos Indígenas Sin Tierra (MNCI-ST).
Es algo exagerada la cifra de 30 mil productores, ya que desde el propio Estado se ha difundido una cifra mucho más moderada, de entre 6 y 8 mil establecimientos dedicados a la producción de cerdos en el país. Pero hay algo cierto: hay algunos miles de pequeños y medianos criadores.
La ventaja comparativa de Argentina para producir carne porcina –dicen estas organizaciones- está en la oferta de granos baratos y en la existencia de productores familiares y técnicos con gran experiencia en este tipo de producción.
Para poner en marcha esa potencialidad, estas organizaciones proponen crear un Programa Nacional de la Producción Porcina (PNPP) “con el propósito de incrementar la producción destinada a cubrir la demanda de China”. Deberá ser coordinado por el Estado y contar con participación activa de productores, técnicos e investigadores.
Otra de las propuestas es estructurar un Ente Argentino para la Comercialización de la Carne Porcina (EACCP) para “generar las condiciones logísticas, financieras y técnicas para impulsar la producción y exportación, hacer acuerdos comerciales con otros países y hacerse cargo de la comercialización exterior del producto”.
Uno de los principales argumentos para la producción en criaderos de menor escala es el bajo impacto ambiental, así como el bajo costo de mantenimiento de los cerdos. En rigor, se plantea llevar adelante un pastoreo a base de “cosechas perdidas”, producciones frutihortícolas rechazadas y balanceado mezclado con insumos que garanticen su calidad nutricional.
En cuanto a los residuos generados por los sector, este plan afirma que serán distribuidos en las parcelas agrícolas, evitando el gasto en fertilizantes y mecanismos de esparcimiento de efluentes.
El proyecto supone además poner a trabajar a mano de obra ociosa: “Se requiere de 1 trabajador cada 25 o 30 madres. En cambio las mega granjas solo requieren 1 trabajador cada 100 madres, lo que logran haciendo fuertes inversiones de capital en mecanización, alto gasto de energía fósil, insumos farmacológicos, uso de alimentos que podrían ser usados por humanos y estrés animal por hacinamiento”.
¿Qué piden estas organizaciones para lograr que su propuesta sea efectiva? Financiamiento en infraestructura, capacitaciones, creación de cooperativas de comercialización, impulso a Pymes, apoyo a instituciones de respaldo técnico científico y un precio mínimo garantizado en el valor del maíz.