Este martes se reunión una vez más la Mesa de Competitividad Láctea en el Ministerio de Agroindustria. Los productores, por diferentes vías, habían advertido que el tema de urgencia o de “coyuntura” era discutir allí cómo se recompnía de modo urgente el precio de la materia prima, ya que prácticamente no queda tambo en el país que no esté perdiendo dinero (entre 50 centavos y 1,20 pesos por litro ordeñado, según cada caso), y está situación conduce a un quebranto generalizado, comenzando por los establecimientos de menor escala. Este fue el resultado de esa reunión:
No pasó nada de nada, cero progreso. La reunión pasó a un cuarto intermedio hasta el martes próximo a la espera de que el Estado consiga al menos algún financiamiento a baja tasa de interés, como para que algún tambero valiente pueda surfear este período de acelerada descapitalizción.
Recién en el quinto párrafo de un tímido comunicado del Ministerio de Agroindustria sobre la reunión se dice lo único importante, que es lo que los productores no querían escuchar: “En relación a la recomposición del precio de la leche, desde Agroindustria se destacó la importancia de acompañar al sector privado en el proceso, pero sin intervenir”.
Nada nuevo, la eterna deserción de parte de un Estado que ni siquiera se atreve a retar al resto de los eslabones de una cadena láctea, que por lo menos se muestran sumamente insolidarios con los productores. Al parecer la idea oficial sería esperar a que las exportaciones traccionen sobre la demanda de leche y que esta demanda a su vez traccione sobre los precios al productor y bla bla bla. Lo mismo de siempre.
Como se ve en la foto que ilustra está página, la pantalla que está detrás del ministro Luis MIguel Etchevehere luce una blancura total, como la leche, como la falta de ideas. Ni siquiera un Power Point le estaría quedando al gobierno de Cambiemos para enfrentar la grave crisis de los tambos.