Marisa Boschetti maneja un tambo de los más chicos. En Alicia, provincia de Córdoba, destina a la producción de leche 75 hectáreas, en las que hay 60 vacas productivas y algunas secas y otras preñadas que pronto darán terneras para la reposición. Con ese capital la pelea todos los días contra la economía, los problemas de la cadena y las políticas adversas del gobierno.
La decisión de inversión la tomó en 2011, el año en el que comenzó una crisis recesiva que llega hasta nuestros días. Había perdido a sus padres tamberos y, gracias al aguante que le hizo su esposo, ella decidió continuar con la tradición familiar.
Ahora duda de su futuro porque “aunque amo esto, trabajás para que no te quede nada o muy poco y siempre haciéndote mucha mala sangre”, explicó a Bichos de Campo.
Boschetti dijo que en febrero cobró 36,5 pesos por litro de leche producida y que necesitaría unos 45 pesos por litro para que la actividad sea rentable. Para compensar esto trata de bajar todo lo que puede el gasto. “Comprar maíz con estos precios es imposible y hacerlo también, así que manejamos un tambo prácticamente todo pastoril, que es muy eficiente porque obtenemos 25 litros por vaca gracias a que estamos bien encima del manejo”.
A pesar de tener un tambo chico los números son grandes: “Hacer reservas para mis vacas me cuesta entre 4 y 5 millones de pesos, que hay que poner en un mes y medio, y luego para la siembra de pasturas hay que poner otro millón y medio más. Así nos vamos descapitalizando, se arranca con la ventas de las terneras, se sigue con las vaquillonas y así vamos quedando afuera”.
Boschetti explicó que la familia vive de otras actividades productivas y que en estas condiciones no le ve mucho futuro al tambo a pesar de su vocación por la lechería.
A los problemas sectoriales y económicos se suman los rumores de más intervenciones en el sector en el contexto de una economía local y mundial inestables. “La inflación de por sí es alta, pero la suba de costos se mayor y en los granos ni hablar. Ecima hay rumores de que el gobierno podría afectar exportaciones o incluir más productos lácteos en el acuerdo de precios, lo que significa en definitiva menos precios para nosotros, porque todos van ajustando sus márgenes mientras que los tamberos entregamos la leche sin saber el precio y la cobramos 40 días después”.