Este martes se realizó en la ciudad de Buenos Aires el evento Maizar 2022 que se transformó en un auténtico “tango” sobre la añoranza de la “fiesta” presente en Brasil. La ñata contra el vidrio.
En una charla ofrecida en el evento, el ministro de Obras y Servicios Públicos de Córdoba, Fabián López, recordó que en su provincia se fabrican automóviles “flex fuel” que se exportan a Brasil, pero que, al no estar homologados en la Argentina, no puede usarse aquí.
Los vehículos flex fuel, que pueden usar nafta, etanol o una combinación de ambos, fueron introducidos en Brasil en 2003 y actualmente conforman la mayor parte del parque automotor de esa nación por una sencilla razón: el etanol, elaborado fundamentalmente en base a caña de azúcar, es más barato que la nafta.
¿Y por qué no se hace lo mismo en la Argentina? Sencillamente porque eso colisiona contra los intereses de la compañía estatal YPF, cuyos objetivos estratégicos parecen ser más importantes que los de las provincias de la región central de la Argentina.
“Siempre pensé que el maíz era una de las pocas alternativas que tiene el país para desarrollarse más ordenadamente; agregarle valor al maíz significa generar empleo en zonas pequeñas y que la gente tenga oportunidades”, señaló Roberto Urquía, CEO de Aceitera General Deheza (AGD), empresa cordobesa que cuenta con un gran criadero de cerdos para transformar maíz en proteína cárnica.
Como no podía ser de otra manera, Urquía mencionó que en Brasil se procesa internamente la mayor parte del maíz que se produce en el país, mientras que en la Argentina ocurre exactamente lo contrario: se exporta sin procesar la mayor parte del cereal.
“Tenemos el desafío de convencer a la gente que le toca tomar decisiones en este país: ya pasó el tiempo de querer exportar maíz en estado natural”, afirmó Urquía, quien fue senador nacional por el justicialismo entre 2003 y 2009.
Por su parte, Modesto Magadán, gerente general de Agronegocios de Arcor, remarcó, en línea con Urquía, que Argentina procesa apenas un 12% del maíz propio y que “hay una gran oportunidad para agregar valor ahí”.
Y los últimos datos de comercio exterior de Brasil así lo confirman, con ventas externas de carnes vacuna, aviar y porcina, en los primeros cinco meses de 2022, por una bestial cifra récord de 9884 millones de dólares, un 36% más que en el mismo período de 2021.
En tanto, Mariano Bosch, CEO de Adecoagro, explicó que, mientras que en la Argentina el mercado de bonos de carbono es ínfimo, en Brasil este año, en lo que respecta a los negocios de la empresa con caña de azúcar, tiene una perspectiva de facturación de 25 a 30 millones de dólares. “Ya pasamos a mirar ese negocio como una fuente de ingresos significativos; tenemos una oportunidad ahí”.
Y así las diferentes exposiciones se fueron sucediendo como una suerte de festival de tango, género musical melancólico, que se caracteriza por recordar –hasta el punto de mortificarse– aquello que pudo haber sido pero no fue.
Por lo menos los argentinos tienen la suerte de contar con un vecino que no sigue ninguna de las “recetas” vigentes en su país para saber qué futuro podrían haber tenido si no estuviesen gobernados por una corporación política que opera como un señor feudal con siervos mansitos a plena disposición.