En las últimas semanas el precio de la hacienda se viene recomponiendo, luego de al menos ocho meses de un marcado retrasado respecto de la inflación.
El miércoles el novillo cerró en 392 pesos de promedio, mientras que el novillito de feedlot lo hizo en 414 pesos. Con respecto a los valores promedio de enero del año pasado, el novillo registró una suba de 78% y los novillitos de 76%. En pocas semanas, la hacienda logró recortar a la mitad la brecha respecto de una inflación de 95%.
Sin embargo, todavía le falta para empatar ese indicador y para cubrir los costos de rubros como los granos, claves en el proceso de engorde.
“La brecha entre los ingresos y el costo fue tan grande que hubo una fuerte descapitalización de muchos establecimientos feedloteros”, dijo Juan Eiras, vicepresidente de la Cámara de Feedlot, a Bichos de Campo.
El engordador destacó que los valores actuales están lejos aún de los precios que requiere la actividad para empatar los costos.
“El novillo liviano y el novillito deberían estar en 520 y 530 pesos para poder cubrir los costos. Con este nuevo escenario de cotizaciones se reducen las pérdidas pero siguen estando. La actividad requiere de valores más altos, sino las empresas se achicarán, otras desaparecerán y en definitiva lo que se verá afectada es la producción y la oferta de carne”, indicó Eiras.
Según el empresario, en el último cuatrimestre “se produjo muy por encima del precio de venta y por eso el sector perdió 1.000 millones de pesos en ese período. Si no se llega a los 550 pesos entre febrero y marzo estaremos en una nueva y profunda crisis”.
Eiras afirmó que además de la suba se requiere que el precio del ganado luego acompañe la inflación mensual de este año.
En esa misma línea se expresó el ganadero Juan Manuel Alberro, de la Cámara de Productores de Carne Vacuna.
“Los feedlots que tienen maíz y hacienda propia puede reducir un poco el costo. Los que compran los insumos están muy complicados todavía y necesitan un precio por encima de los 500 pesos para que haya rentabilidad”, sostuvo Alberro.
El ganadero también resaltó que no se trata de una suba genuina sino de una recomposición de valores luego de un atraso que significó pérdidas muy importantes a nivel productivo.
“Todavía no se actualizaron los precios respecto de la inflación, que es el verdadero problema de la economía. No es posible que suban todos los productos, algunos más que el promedio de la inflación, y que la carne y la hacienda no lo hagan. Lamentablemente esto va a poner más de manifiesto el castigo que sufren los salarios de los argentinos”, concluyó.