Fue gracias al pedido del laboratorio estadounidense RockRiver Laboratory que la científica del Conicet Lorena Rossini desarrolló una técnica propia para estudiar las dosis de Monensina en el alimento balanceado. El antibiótico es fundamental para evitar la acidez, mejorar la productividad y prevenir el empaste, pero puede ser letal si las vacas lo consumen en exceso.
“Lo que nosotros hacemos es un poco detectivesco. Buscamos que la dosis de Monensina sea la correcta”, explicó Rossini, que es investigadora del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC) y llevó adelante el estudio a pedido de esa importante empresa internacional.
Lo complejo del uso de esta droga, tan popular en la producción animal de todo el mundo, es que su dosis letal está muy cerca de la terapéutica. Eso significa que, en caso de que se coloque más antibiótico del debido en el alimento balanceado, puede provocarse la muerte de cientos de animales en un mismo rodeo.
La cuestión es que Rock River, un laboratorio de análisis agropecuarios que tiene su filial en Argentina, había detectado que ahí había un nicho sin explotar: Había un único laboratorio en todo el país que podía analizar las muestras de alimento para supervisar el grado de Monensina. Eso generaba demoras de por lo menos un mes en obtener los resultados, y ralentizaba la capacidad de dar respuestas a la industria.
Fue por ese motivo que Leandro Mohamad, responsable en Argentina del laboratorio estadounidense, se puso en contacto con el INTEC y pidió que se intentara lograr resultados fiables en menor tiempo.
Lo lograron y con creces. Con la técnica de cromatografía, en la cual está especializada Rossini, se puede separar, identificar y cuantificar la Monensina en 15 minutos y brindar una respuesta fehaciente en sólo 1 día.
La cromatografía permite separar los componente de una muestra y establecer su concentración. En el caso de los sólidos, como lo son las muestras de los alimentos, se extrae el activo con un solvente, que luego de centrifugarse y filtrase se lo coloca en el cromatógrafo.
“Usar un cromatógrafo es todo un arte”, graficó Rossini. Cabe señalar que la estructura del INTEC, que tiene varios equipos en su sede, y experiencias en estudios de medioambiente, agua y plaguicidas, permitió que el proceso de desarrollo fuera rápido y sin inconvenientes.
El trabajo inició en diciembre del año pasado y la técnica ya está puesta a punto. Eso permite al organismo del Conicet brindar este Servicio Tecnológico de Alta Complejidad (STAN) al sector privado y pensar en proyectos para los próximos años
“Gracias a la colaboración con el INTEC logramos cubrir una demanda que no estaba cubierta en tiempo y forma en Argentina y tener un servicio que es muy bueno”, señaló Mohamad, que celebró el trabajo en tándem que hubo entre el organismo público y el sector privado.
Por su parte, la científica a cargo aseguró que cada semana reciben al menos tres muestras de plantas de alimento balanceado y que recibieron el pedido de otra empresa privada para hacer ensayos de otra droga veterinaria, llamada salinomicina.
“Todo esto me reconforta como científica, porque siento que estoy ayudando y cumpliendo un rol útil para una industria muy importante”, concluyó.