La crisis climática potencia a la económica y concentra, a un ritmo más rápido, la producción de leche en tambos de más escala y productividad que pueden así licuar costos.
“La lechería es un claro ejemplo de la supervivencia del más apto”, dijo un pequeño productor para graficar la situación que vive el sector.
De acuerdo con las estadísticas de Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), el 10% de los tambos más grandes, que suman cerca de mil y producen más de 6.000 litros diarios, aportan nada menos que el 40% de la producción nacional. En la otra punta de la escala, los tambos chicos, que producen diariamente hasta 3.000 litros, suman el 72% de los establecimientos pero aportan tan sólo el 34% de la oferta nacional.
Para entender cómo se fue dando este proceso de concentración, desde el OCLA publicaron un cuadro con los datos registrados desde 2010.
Ese año los establecimientos lecheros más grandes, que producían más de 10.000 litros, eran sólo el 1% del total, número que ahora alcanzó el 4%. Pero en producción de leche crecieron más todavía, ya que aportaban solo el 5% de la leche y ahora casi el 25%.
La suerte contraria sufren los de menor escala y eficiencia productiva, que además lidian con otros problemas como el de la falta de sucesores que quieran hacerse cargo de una empresa familiar, que da mucho trabajo y dolores de cabeza.
Y con el escenario que se plantea este año, ese proceso de concentración se acelerará. Tanto productores como industriales consultados dicen que habrá menos leche y menos capacidad de supervivencia de los productores más chicos, como consecuencia de los incrementos de costos.
Si bien es cierto que se cortó La Niña y que hoy arrancaron lluvias importantes en parte de la cuenca lechera santafecina y cordobesa, no llueve pasto y las reservas son entre escasas y nulas.
Esto aumentará los costos para sostener a las vacas para quienes tengan capacidad de compra. Sin embargo, aquellos que no puedan pagarlo se la deberán arreglar con menos forraje, lo que implica menos producción y más pérdidas para tambos que están al límite económico.
“Lo que te queda es alquilar el establecimiento y pensar en dedicarte a otra cosa. Los tambos chicos no podemos seguir así, más aun cuando sean los integrantes de la familia la que los sostienen”, dijo el productor de Loboso y dirigente de Carbap, Gustavo Augel, uno de los tamberos que producen 2.500 litros por día y que la pelean para no caerse del mapa.