En el primer mes del año se verificó una fuerte caída en los envíos de ganado con destino a la faena. Los datos del Senasa dan cuenta de que las ventas de los productores a los frigoríficos se redujeron a 1,1 millón de animales, contra los 1,22 del año pasado. Esto supone una baja del 10%.
En volumen enviado a la faena, el de enero es similar al de diciembre aunque hay que resaltar que ese mes tuvo 19 días hábiles y enero 22. En consecuencia, el promedio diario de faena en el cierre de 2023 fue de 54.000 vacunos y en el arranque de este año de 49.600, lo que indica una clara caída en la actividad industrial.
Esa tendencia a la baja en la faena continuará en los próximos meses debido a que se van vaciando los feedlots, y la hacienda que irá a engorde o al proceso de recría y terminación a grano no estará disponible en cantidad antes de mediados de año.
Esa menor oferta y trabajo en los frigoríficos significa también menos producción de carne, en especial para el consumo que se viene debilitando y que en esas condiciones deberá lidiar con una exportación fortalecida. Esto se da gracias al nuevo tipo de cambio, que combina la liquidación de una parte al tipo de cambio oficial y otra en el contado con liquidación, pero partiendo de una base más alta gracias a la devaluación que viene haciendo el gobierno.
El poder de compra de los exportadores es mayor y eso probablemente ayude a sostener el nivel de ventas del año pasado, a pesar de la caída en la oferta.
En tanto, el consumo se espera que se reduzca por la menor oferta y también por el menor poder de compra del salario.
La faena de enero cayó 10%, en igual proporción lo hizo la producción cuyo peso promedio es de entre 228 y 230 kilos, el mismo que hubo en enero del año pasado. En estas condiciones, la oferta total de carne vacuna habría llegado a las 248.000 toneladas res con hueso. Si se le restan 75.000 de exportaciones (suponiendo que se repitiera el volumen de enero del año pasado), al consumo le habrían quedado 173.000 toneladas de carne vacuna.
Ese volumen de oferta para el mercado interno significa un promedio por habitante al año de 45 kilos, lo que está en línea con lo que los analistas esperan que suceda en 2024, siempre que no se tomen medidas restrictivas para la exportación.
La caída en el consumo de enero fue entonces de 10% respecto de enero del año pasado, y de 12% con relación al promedio de 2023
Cabe recordar que el gobierno en su primer DNU dijo que estaba “prohibido prohibir” exportaciones, lo que no significa que no se puedan tomar medidas como aumentos de retenciones u otras que hagan inviable las ventas al extranjero de este o cualquier otro producto.
Con respecto a la caída en la faena, según las diferentes categorías vacunas, se dio una baja de 7% en vaquillonas y novillitos. Esta caída implica que los engordes a corral siguen perdieron stock.
En diciembre sus ingresos fueron de 396.700 vacunos, contra las 422.500 de igual mes del año pasado. En definitiva, el ingreso de vacunos cayó 6% y al mismo tiempo se aceleró la salida que creció 12%. Ese proceso se está dando también en enero y la reposición de estos establecimientos se dará recién en la zafra de terneros, en la que deberán competir con los recriadores que tienen pasto y mayor poder de compra.
Los envíos a faena de vacas se redujeron 10% debido a que se frenó la liquidación y en muchos campos hay pasto que favorece la retención. Esa baja se va a repetir en los próximos meses, ya que se frenó el proceso de liquidación y se estaría ingresando en uno de retenciones y recomposición de rodeos de cría.
Los envíos de novillos, por su parte, cayeron 16% como consecuencia de la menor producción por la sequía, proceso que se recuperaría este año, recrías mediante.