En las últimas dos décadas se produjo en Argentina un importante cambio en la producción y el consumo de carnes, en gran medida consecuencia de las limitaciones oficiales a las exportaciones de la vacuna -que acotaron su crecimiento- y a que las de cerdos y pollos recibieron subsidios directos e indirectos.
En los últimos años, el gran impulsor del consumo de esas dos carnes últimas fue el deterioro del salario. La demanda interna está optando más por el pollo o el cerdo porque el bolsillo manda. Además la producción de carne porcina y aviar es mucho más eficiente porque necesita menos granos para producir un kilo.
En esas condiciones, muchas empresas diversificaron sus faenas e incluso incorporaron feedlots o criadores de cerdos.
Uno de los que aprovechó ese contexto fue el frigorífico ALFER, que nació a fines de 2010. La firma está en una zona estratégica sobre la ruta 33, entre Pérez y Zavalla en la provincia de Santa Fe, muy cerca de la autopista que conduce a Córdoba y a Buenos Aires. Eso es lo que le permite llegar rápido a grandes centros urbanos, y lo que le otorga ventaja competitiva por sobre otras empresas.
La historia indica que las familias Carrara y Caterina unieron esfuerzos y pusieron en marcha una planta que llevaba unos años sin funcionar. Debieron realizar inversiones para remodelar las instalaciones pero también en sumar infraestructura en la sala de faena, en las cámaras de frío y en el área logística.
“Cuando arrancamos teníamos unos 15 empleados”, contó Leonel Carrara, hijo de uno de los fundadores y responsable del área comercial. Hoy ya suman poco más de 50.
“En cuanto a la faena de cerdos, el promedio en el inicio de la firma era de 3.000 al mes y ahora estamos en 13.000”, indicó. En definitiva multiplicaron cuatro veces la faena y producción, y un crecimiento parecido fue el que registraron en la dotación del personal.
El empresario explicó los cambios que se fueron dando en el funcionamiento de la empresa: “en un principio sólo se daba el servicio de faena, después comenzaron a comprar animales y a vender medias reses y en una tercera instancia logramos agregar el ciclo 2 así que ahora también comercializamos cortes de hacienda comprada por nosotros, así como de los matarifes usuarios de la empresa”.
Carrara dijo que ve con optimismo el futuro de la actividad que su sueño es poder exportar, motivo por el cual destinan inversiones hacia ese anhelo. Mientras tanto se enfocan en el consumo local: “la demanda viene aceptando la carne y también los precios que en el último tiempo tuvieron un salto significativo, el consumo los puede pagar y al productor le sirven”.
Finalmente se refirió a lo que está pasando con los precios de la hacienda porcina, que vienen en suba continua desde hace varias semanas: “Eso genera preocupación porque se acortó la brecha con la carne vacuna. Si el valor de hacienda vacuna no aumenta no podemos soportar otra suba del cerdo porque no lo podríamos trasladar el valor de la carne. Cuando el precio del cerdo se acerca mucho al de la vaca el consumo inmediatamente se vuelca al consumo de la carne vacuna”.