La oferta de pollos y de carne de cerdo reemplazó el espacio dejado por la carne vacuna desde el inicio del año en el consumo de los argentinos. Los datos oficiales sostienen que el sector avícola y el porcino incrementaron su oferta al mercado interno en 38.000 y 8.000 toneladas respectivamente. Así, como sostenía la teoría de la sustitución, van cubriendo el hueco que dejó la carne bovina, cuya disponibilidad para el mercado local se redujo en 45.000 toneladas entre enero y marzo.
La reducción en la oferta de cortes vacunos es consecuencia de una caída en la faena de 5%, gatillada por la menor oferta, especialmente de hacienda liviana procedente de los feedlots. Estos faltantes a su su vez impulsaron una fuerte corrección de los precios, que llegó al 85/90% interanual.
El sector vacuno cedió espacio en su mayor mercado, el doméstico, y esto fue rápidamente aprovechado por las carnes sustitutas. Los datos oficiales del primer bimestre indican que la oferta para el mercado local de carne de pollo aumentó 12% y que el consumo promedio volvió a los 44 kilos por habitante y por año. Sólo en los dos primeros meses del año el mercado interno dispuso de 38 mil toneladas más de carne aviar.
Roberto Domenech, el titular del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (Cepa), dijo hace pocas semanas a Bichos de Campo que debieron recurrir al stock en cámaras para atender a ese incremento del consumo derivado del faltante de la especia bovina.
También el sector porcino aprovechó el hueco que le dejaron. La producción en enero-febrero de 2019 fue de 97 mil toneladas, 8 mil más que en el mismo período del año pasado.
La menor oferta de carne vacuna dejó al consumo interno por debajo de los 50 kilos y con una diferencia de apenas 10% con el consumo de pollos.
De todos modos, con la sustitución de una carne por las otras, el mercado interno sigue teniendo altos niveles de abastecimiento, que llegan a casi 110 kilos sumando a las tres especies citadas y contando con el aporte de 1 o 2 kilos de carne ovina por habitante y por año.
Ayuda el viento de cola a motorizar proyectos de inversión en un contexto difícil de acceso a financiamiento. Esperemos se sepa aprovechar la oportunidad que se presenta