Si tiene que definir su profesión que ejerce hace ya 15 años en la localidad salteña de Las Lajitas, Emilio Gahan señala que lo que hace es “llenar la heladera”. Pero no la suya -o no directamente- sino antes que nada la de las vacas y novillos, porque como contratista forrajero produce granos y los “pica” para convertirlos en el alimento que luego usa la ganadería o la lechería.
Y el fin último puede ser la intensificación productiva -que en esa zona del norte argentino avanza también a paso firme con la proliferación de feedlots- pero, fundamentalmente, el forraje allí es una reserva para pasar el año. “Tenemos un clima amazónico y llueve solamente en verano. Entonces hay que cubrir ese bache alimenticio con reservas”, aseguró Emilio.
Más bien, entonces, lo que hace es llenar el freezer, al cual se echa mano durante los meses en los que no llueve y, por ende, no hay pasturas para alimentar a los animales. Por eso es que su actividad termina siendo clave para la producción ganadera de la zona, uno de los sectores que, opina el contratista, tiene “muchísimo para crecer” en el norte argentino. 
Para un productor agrícola que cosecha a 1300 kilómetros del puerto de Rosario, enviar sus granos significa perder, en muchos casos, hasta el 40% de sus ganancias por el costo del flete. “¿Qué mejor que producir carne directamente, y traer el maíz de Salta en patas?”, se pregunta, sin ánimos de recibir respuesta, Emilio.
Es que es ese el mayor anhelo detrás de la intensificación productiva, el agregado de valor a los granos. Para las zonas más remotas, se convierte incluso en necesidad.
Y es entonces cuando cobra sentido su tarea para “llenar el freezer” y cubrirse lo que pueden ser hasta 9 meses con lluvias insuficientes. “Sin forraje no hay producción ganadera posible”, apunta Gahan, con mucho tino. Ese sería el engranaje final para un sistema que aún tiene mucho por crecer en el NOA y NEA, en campos que, por la falta de infraestructura y las condiciones climáticas, han permanecido improductivos o subexplotados.
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Pero, además de su actividad privada, que ejerce como bonaerense de nacimiento pero salteño por adopción, Emilio tiene también un rol dirigencial en la Cámara de Contratistas Forrajeros, que este año ha organizado su primer congreso a nivel nacional.
“Era un paso importante que había que dar para visibilizarnos”, señaló el productor, que celebra que quienes “producen la comida para todo el año” sean reconocidos por lo que hacen.
La de los contratistas forrajeros es una especialización que, además de conocimiento, necesita de maquinaria de última generación. Sin ir más lejos, la firma John Deere presentó en ese mismo congreso su último lanzamiento a nivel mundial -incluso antes que en el Farm Progress, la megamuestra organizada en Estados Unidos-, lo que refuerza la idea de que el sector hoy está en franca consolidación.
“En Argentina se pican casi 2 millones y medio de hectáreas, es un número muy importante de tierras destinadas a la carne y la leche y eso requiere innovación y capacitación permanente”, concluyó Gahan, que confía como nadie en que hará patria con su actividad y llenará cada vez más heladeras para pasar el invierno y darle una vuelta de tuerca a la producción agrícola.




