Cada 23 de febrero se celebra el Día del Tambero, fecha elegida para recordar la a creación de la Unión General de Tamberos de 1920. Con tantos vaivenes económicos que han golpeado muy fuertemente a la actividad, podría pensarse que no hay motivos de festejo. Sin embargo, sí los hay.
Y es que en medio de un panorama desolador a causa de la sequía, este fenómeno no está causando aún una baja en la oferta de leche. Si bien se espera que sí lo haga en invierno, por ahora los productores de leche pueden respirar. Pero eso no es todo. En enero los tambos produjeron 955 millones de litros, lo que significa un crecimiento del 3,5% respecto a enero de 2022.
“Hay una cuestión inercial de la producción a pesar de los impactos de la seca. El 2022 fue muy bueno porque las vacas tuvieron mucho confort. Por eso creemos que la caída en la producción se dará más en un segundo y tercer trimestre, porque se agotarían las reservas y las relaciones de precios de la leche con los concentrados es mala”, indicó Jorge Giraudo, director ejecutivo de la Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).
La relación entre el precio del maíz y de la leche es de 1.5, lo que supone que por cada litro de leche se puede comprar 1,4 kilos de ese cereal. El precio promedio de la leche el mes pasado fue de 70 pesos y el del maíz rondó los 50.000 pesos. Históricamente, la relación maíz–leche es de 2 a 1. En ese momento se vuelve conveniente el uso del grano en la nutrición de las vacas.
Los meses de invierno serán entonces muy duros para la actividad y los efectos de la seca están todavía por verse.
Desde el OCLA estiman una caída en la producción nacional para 2023 de menos del 1%. Se trataría de la primera caída en 5 años. Desde 2017 la oferta no dejó de subir. En ese año, la producción fue de 10.050 millones de litros y en 2022 de 11.600 millones, lo que supone un incremento de nada menos que el 15%.
Esto es en parte consecuencia de las inversiones en genética, confort y tecnología realizadas por los tambos más grandes, que son los que cada vez tienen más participación en la oferta nacional.
Dichos establecimientos no sólo son más productivos y eficientes sino que además cobran mejores precios. Los datos oficiales indican que reciben 80 pesos por litro, por lo que la relación con el maíz mejora a 1,6 mientras que los tambos que producen leche de menor calidad cobran 68 pesos. Allí la relación cae a 1,36 kilos de maíz por litro producido.