Los productores de peras y manzanas del Alto Valle de Río Negro están distribuyendo varios cientos de toneladas de esas frutas a comedores escolares de la provincia y de ese modo logran configurar un precio de referencia que puede estar hasta 50% por encima de los que se pagan en el mercado.
“Es un programa que creemos que no es la solución, pero sí un marcador para que haya un índice de precios de la fruta. Hoy todo lo que se entrega al programa está sobre el costo de producción más una renta”, indicó a Bichos de Campo el Juan Oller, el vicepresidente de la Federación de Productores de Fruta del Valle de Río Negro y Neuquén.
Escuchá la entrevista con Juan Oller:
Antes de la pandemia, entre los productores independientes que subsisten en el Alto Valle surgió la idea de vender peras y manzanas a través de programas oficiales en los comedores escolares y reemplazar por caso la entrega de alfajores por un producto fresco. Encontraron eco en el gobierno local y firmaron un acuerdo, pero debido al aislamiento social, las escuelas estuvieron cerradas. Eso los obligó a organizar de distinto modo la entrega de productos a los comedores escolares de Ríos Negro.
“Entonces se mutó el plan y se están entregando módulos con manzanas y peras y se le agregaron hortalizas como papas, zanahorias y cebollas. Cada módulo llega a 10 kilos, el año pasado fueron 12.500 y este año esperamos llegar a casi 30 mil módulos”, explicó el productor.
Oller dice que así hay un doble beneficio. Por un lado se mejora la dieta de esas familias y al mismo tiempo el productor logra un mejor ingreso. Pero sobre todo, y eso es clave para la Federación, se impone una referencia de precios para la fruta, ya que los valores son siempre impuestos por el empaque y la exportación.
“El programa paga 30 pesos (por kilo de fruta). Entregando a un galpón no creo que llegue a los 20 pesos, pero también puede ser 12 o 7 pesos por kilo, porque el empacador vende la fruta y al productor le llega lo que le quedó, desglosan gastos y le pagan al productor lo que queda”, se quejó. Y agregó que además, en el sistema tradicional, “vendés en enero y cobras en 6 o 7 cuotas”.
Oller tiene muchas esperanzas en que finalmente el sector cuente con una referencia de precio, que al menos de una alternativa comercial más y que ponga de manifiesto lo injusto de no contar con un mercado donde poder defender sus cosechas.
“Nosotros hacemos toda la logística, y está llevando el producto terminado a las escuelas. Esto es algo histórico que le sirve al pequeños y mediano productor”, expresó el dirigente.
Le preguntamos además sobre la actual campaña frutícola, que está entrando en sus tramos finales. Contestó que este año no lograrán una buena cosecha, como se hubieran merecido luego de varios años de crisis en aquella economía regional. Los problemas económicos de arrastre, que expulsan del sistema a los más chicos, llevaron a que no se puedan hacer muchas tareas de cuidado de las plantas necesarias. A eso se suma el golpe que les dio a varios el granizo. Si bien todavía no hay datos finales, ya se sabe que la cosecha se redujo en cantidad y calidad.
Lo contó así: “Tuvimos merma importante este año, agravada por el hecho de que no se hacen las tareas culturales como corresponde, falta trabajo en poda y en fertilizaciones y eso produce que un año tengamos mucho y otro menos”.
Oller dijo que el clima les jugó en contra y que por eso se espera una reducción importante en la cosecha: “Tuvimos mucho granizo y, si bien no se terminó de medir, calculo que tenemos 30/40% de merma en la producción. Hay fruta dando vueltas pero mucha de baja calidad”.