La presencia de una mujer y sus palabras. Eso fue lo más destacable del acto inaugural de la Exposición Rural de Palermo.
La mujer fue la vicepresidente Gabriela Michetti, que habló este sábado frente a las tribunas de la pista central y pronunció por primera vez en la historia una frase que parecía reservada para los hombres. “Dejó formalmente inaugurada la 132° Exposición de Agricultura, Ganadería e Industria”, dijo al cerrar un corto discurso leído, en que nada se improvisaría.
Por primera vez en 132 años una mujer inaugura oficialmente una exposición de @SociedadRural. El amor por el campo no distingue género: las mujeres rurales son responsables de más de la mitad de la producción de alimentos.
— Gabriela Michetti (@gabimichetti) July 28, 2018
La 132° Exposición Rural quizás sea recordada solamente por eso. Una mujer fue quien la inauguró, como se dijo ya, por primera vez en la historia.
Inevitable pensar en Cristina Fernández de Kirchner, que fue presidenta de la República entre 2007 y 2015, cuando muchos dicen la Argentina estuvo bajo riesgo de dejar de ser República. Yo, humilde observador, no puedo asegurar semejante cosa. Pero sí debo recordar que Cristina podría haber sido la primera mujer en inaugurar la Exposición Rural de Palermo diez años atrás, si en la Argentina no fuésemos tan boludos y engreídos. Tan agresivos entre nosotros mismos.
Hubiera sucedido en julio de 2008, unos meses después de que asumiera el mando. Pero no sucedió nunca porque en marzo de ese mismo año decidió implementar las retenciones móviles y estalló todo, en las rutas y en las plazas. En el Congreso del voto “no positivo” de aquella madrugada del 17 de Julio de 2008. En aquella Rural, el acto de Palermo fue festivo y celebraría aquella victoria. Sin mujeres ni presidentes.
Después, desde 2009 en adelante, Cristina tampoco pudo inaugurar la centenaria exposición de Palermo (ni siquiera la visitó) porque la Argentina vivió largo tiempo dentro de la pelotudez más extrema a la que pueda aspirar un país: que un Estado mantenga una confrontación de una década con el principal sector productivo del país que le toca gobernar. En ese escenario pierden todos, queda claro. La Argentina perdió mucho tiempo, los argentinos comunes y corrientes perdimos los cabales y Cristina se perdió la foto. Con lo que a ella le gustan las fotografías.
Entonces, diez años después, fue Michetti la que interrumpió 132° años de historia de fotos reservadas a los machos. En medio del largo conflicto entre el campo y los K, habían sucedido alguna vez ciertas cosas raras, como cuando no había ninguna represente oficial (recordemos que CFK incluso ordenó a su secretario Javier De Urquiza que se parase y se fuera de un acto), Luciano Miguens invitó a sus pares de la Mesa de Enlace a pronunciar la bendita frase. “Declaramos inaugurada…”, dijeron a coro los ruralistas. Eran varios, pero todos varones.
Estamos acá para ayudarlos a crecer, a ser más competitivos. Implementamos el sistema SISA, redujimos más de 1.400 aranceles y anulamos trámites. Y contamos con más de 30 mesas de competitividad, que dan trabajo y oportunidades en cada región del país. #Ahora en #ExpoRural18
— Gabriela Michetti (@gabimichetti) July 28, 2018
Michetti, la vicepresidenta que hizo lo que Cristina no quiso o no pudo hacer, llegó a esta instancia histórica de pura casualidad: su jefe inmediato, el presidente Mauricio Macri se excusó de participar del acto porque se encontraba volviendo de un viaje al exterior. Como bien recuerda este artículo de Clarín, Macri tenía asistencia perfecta a la Pista Central justamente desde aquella edición de 2008, diez años atrás. Este fue su primer faltazo.
Curiosa la historia la de la Argentina. Hace diez años una mujer decidía pelearse con el agro, que en Palermo -guste o no- tiene su acto institucional más importante del calendario anual. Y desde entonces, el hombre que la reemplazaría no faltó nunca a ese acto. Imposible no pensar en el acto inaugural de la Exposición Rural como una dramática divisoria de aguas entre los argentinos.
Son detalles, diría Pirulo. También fueron detalles insignificantes algunos pifies que cometió la vicepresidenta al leer un discurso que en sus trazos centrales apuntaba a ratificar la alianza entre el gobierno de Macri y este sector económico (al menos con la fracción de productores representada por la SRA).
Esa alianza, por ahora, parece tan sólida que poco importa finalmente lo que haya dicho Michetti, cuyo discursos pareció incluso armado con holgazanería, copiando y pegando los párrafos iniciales de las gacetillas emitidas desde el Ministerio de Agroindustria. Que estamos abriendo mercados. Que estamos eliminando trámites. Que las medidas que faltan las vamos a encontrar entre todos conversando en las Mesas de competitividad.
Sabemos también sobre las dificultades de la lechería, por ello desde la mesa de este sector, y tal como hemos logrado en otras áreas, encontraremos las soluciones que nuestro país necesita.
— Gabriela Michetti (@gabimichetti) July 28, 2018
Aplauso, medalla y beso. Con eso alcanzaba para calmar a una tribuna que todavía tiene fresco el recuerdo del maltrato a la que se la sometió. Por eso, solo por ese recuerdo, el macrismo salió airoso de este Palermo. Sin anuncios ni definiciones. Con un par de mimos y promesas de buen trato.
Los medios kirchneristas que sobreviven sin la pauta oficial intentaban esta tarde hacer dulce de leche con los pocos fallos en la lectura del discurso cometidos por la vicepresidenta. Pero no hay noticia allí, porque simplemente no se puede hacer dulce con mala leche.
Ver: Los furcios de Michetti en La Rural: Leyó el discurso y se trabó
Michetti habló y fue la primera mujer en hacerlo. ¡Prrrrrr!
Hizo lo que a Cristina -que llegó a impulsar la expropiación del predio de Palermo- le hubiera encantado hacer pero no pudo.