“Estamos haciendo involuntariamente un subsidio al consumo importante. Estamos con un precio a salida de fábrica de 62 a 63 pesos más IVA, que es de 10,5%, y esto está más de 10% por debajo de nuestros costos. Pero tenemos que hacerlo inevitablemente. Sabemos que es un producto sumamente elástico al precio, lo bajamos y el consume sube sensiblemente”.
Quien dijo esto es Roberto Domenech, el titular del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA). En diálogo con Bichos de Campo, el histórico directivo de los grandes productores integrados de pollos explicó así el inédito récord logrado por el sector: en abril pasado el consumo interno de ese tipo de carne tocó los 50 kilos anuales por habitante, casi alcanzando a la carne vacuna, que se consumió por unos 53 kilos per cápita. La diferencia mínima se explica en que las avícolas están volcando su stock en el mercado, aún a riesgo de perder dinero. Y los consumidores responden.
Domenech explicó que el aumento en la oferta y en el consumo promedio de pollos “tiene mucho que ver con el momento que estamos atravesando, donde se ha producido un atraso en las granjas producto de tener que trabajar a menos velocidad. El volumen del mes pasado sería de 50 kilos, pero creo que en el primer semestre estaremos en los 48 kilos”, comento el dirigente.
Escuchá la entrevista con Roberto Domenech:
“Por suerte el consumidor nuestro responde de manera excepcional, con un consumo que está en el orden de los 50 kilos. Este es un nivel que teníamos proyectados recién para 2025. Por eso creemos que es circunstancial, y estaremos rondando los 48 kilos en el año”, insistió Domenech.
El directivo de CEPA explicó que la mayor oferta de pollos se traduce en menores precios al consumidor y en definitiva para toda la cadena. Luego explicó que el sector mantiene un acuerdo con la Secretaria de Comercio Interior para vender el pollos eviscerado a “120 pesos por kilo al público, lo que da aproximadamente 75 a 77 pesos más IVA en salido de fábrica”.
Pero por la abundancia de oferta la mayoría de las empresas no reciben ese precio sino que tyrabajan con un margen a pérdida. La diferencia entre el costo y el valor que reciben es de 12 a 15 pesos. “Igual las grandes cadenas están trasladando la baja del precio que nosotros hacemos” puntualizó Domenech.
Pero más allá de lo que pase en esta coyuntura, las empresas avícolas están pensando en el escenario post pandemia. Por eso proyectan la evolución del sector y para el período 2020/2025 se prevé un crecimiento del 2 a 2,5% anual, aunque para eso se requiere poder invertir en la renovación de los galpones de engorde.
“Nuestro proyecto va más allá de lo que es solo la producción en toneladas de pollo e incluye la necesidad de construir y renovar 4,5 millones de metros cuadrados de galpón. Estamos en ese proceso de renovación tecnológica pero llevamos 5 años de atraso respecto de la forma plena en que deberíamos estar poblando las granjas con galpones túneles que generan resultados productivos extraordinarios” dijo el titular de CEPA.
Esas inversiones no son menores y en las circunstancias que atraviesa la economía argentina son para destacar: “Estamos hablando de 200 mil dólares de inversión por galpón y hay que hacer por lo menos 1.500 galpones túneles nuevos” agregó el referente avícola.