En algo más de un año, en Bichos de Campo se reflejaron los momentos más tensos en SanCor Cooperativas Unidas Limitada: el inicio de los bloqueos, las amenazas al personal, el trabajo con policías adentro de la planta de Sunchales, la leche cruda que se tuvo que tirar por no poder procesarla, el cierre definitivo de la planta de San Guillermo, las fiestas sin salarios para los trabajadores, las difamaciones del gremio, y finalmente las negociaciones para poder seguir adelante.
A pesar del paso del tiempo, desde el acuerdo firmado en julio la situación no pudo mejorar en estos meses, por las decisiones desatinadas de la Cooperativa. Si fuera una persona, este empresa podría tranquilamente ser diagnosticada con el síndrome de Estocolmo, por el sometimiento que le profesa la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra) y el vínculo optimista por el que siempre vuelve a confiar y a caer en un engaño, que esta vez puede ser el más complicado de toda esta historia.
Rápidamente, la historia de la láctea que alguna vez lideró el mercado tuvo de todo en los últimos 20 años. Desde el salvataje venezolano y kirchnerista en 2006 por 80 millones de dólares hasta su punto más bajo en febrero de 2017 cuando no se procesó leche. En este podio se puede incluir el 17 de octubre de 2023, cuando empezó el bloqueó a la empresa por parte de Atilra, luego de un proceso de operaciones por lograr el ingreso de capitales del entonces Gobierno y amigos de esa gestión política, con la anuencia del gremio. Aquel “fideicomiso” que fracasó hubiera aplastado repentinamente a la empresa.
El proceso fue largo, la Cooperativa dio pelea, sobrevivió con las exportaciones, afrontó todo tipo de acusaciones y operaciones mediáticas que siguen mirando la realidad de forma recortada, y a favor de un gremio que falta a su principal objetivo, el de la representación de todos sus afiliados.
En todo este proceso, hubo una serie de denuncias penales contra el gremio por las amenazas y el impedimento de actividades, pero que luego fueron intencionalmente frenadas por quienes las habían hecho de manera tardía. Todo estaba dado para que SanCor de pelea y se saque de encima el peso de un sindicato que la quiso controlar y eliminar, pero los vínculos internos fueron más fuertes y hoy la situación es compleja.
El acuerdo de julio, donde llamativamente el secretario general de Atilra, Héctor Ponce, elogiaba al secretario de Trabajo de la Nación, suponía que se iba a producir una regularización del pago de los haberes mensuales, sin diferencias respecto al convenio vigente, el levantamiento de las medidas de fuerza y la ocupación efectiva de todos los puestos de trabajo.
El funcionario libertario Julio Cordero sonreía en las fotos junto con “Etín” y el gerente de SanCor, Marcelo Gornati, cuando se firmaba lo que comenzaría a ser un castigo directo para los trabajadores que nunca bloquearon, los que defendieron a la empresa en los momentos más complicados, los que cobraban el sueldo en cuotas y los que soportaron todas las presiones.
Luego del acuerdo y de la reactivación de las plantas y del Centro de Distribución del Acceso Norte en Buenos Aires, llegó el pase a “jornadas libres” de todos los que habían trabajado, y no de los que habían bloqueado, con lo que el cobro de salarios finalmente se vio recortado. Además, el pago de la deuda acordada comenzó por quienes estaban señalados de paralizar la empresa.
Morder la mano de quién ayudó y pactar con quien traicionó suena demasiado raro para un futuro promisorio.
A eso se suma que con el paso de los meses, los pagos semanales de salarios se fueron complejizando y las modificaciones en el Consejo de Administración trajeron más silencio.
Hoy los trabajadores están cobrando los salarios no solo semanalmente, sino que en dos pagos, los viernes y los lunes o martes, con parciales que ahora están terminando de cubrir haberes de septiembre.
Lo mismo pasa con los socios-productores. Los tamberos recipen están por terminar de cobrar la materia prima de septiembre. Son ellos los que tienen el corazón sancorista más fuerte y los que están dispuestos a mantenerla viva, a pesar de todo.
En cambio, el gremio tiene sus pagos con cuasi religiosidad, respecto a los aportes sindicales que se le adeudaban. Finalmente parece que lo primero siempre es el sindicato, ese que este sábado hará una gran fiesta en su discoteca Low en Sunchales, a una ínfima distancia de la planta de SanCor, donde celebrarán las ocho décadas de Atilra, con casi 24 años de Héctor Ponce al mando y varios secretarios generales regionales con más tiempo que ese.
El ritmo lo pondrá el grupo “Dale Q Va”, y habrá sorteos y demás condimentos. Algo similar al año anterior en plena escalada del conflicto. Serán las segundas fiestas que los trabajadores pasen en condiciones indeseables, totalmente desmotivados, sin indicios de la llegada de inversiones que se esperaban para este tiempo y con un gremio que se cree fortalecido.
Atilra hace algunas semanas comunicó una situación falsa e idílica dentro de la láctea. Intentó justificar todo lo actuado, pero que también servirá en el mediano plazo para exponer el contra-fáctico de lo que hubiera sucedido si aquel “fideicomiso de amigos” se concretaba con el dinero de todos los contribuyentes argentinos a través del Banco Nación.
A esta altura, los rumores son muchísimos, pero las certezas pocas.
Lo único cierto es que aún se está a tiempo de reconsiderar decisiones, de reconducir el acuerdo a lo que debe ser, de dejar de castigar a quienes siempre protegieron su trabajo y a la Cooperativa. También parece posible gestionar inversiones y recuperar la provisión de materias primas e insumos, para que no se corten los procesos productivos. Pero sobre todo, para no seguir deteriorando desde adentro a una empresa de 86 años, que tiene una de las marcas más arraigadas entre los consumidores argentinos, con productos que a pesar de cada golpe nunca perdieron su calidad.
Nos están matando soy empleado activo y no estamos cobrando nos sacan de jornada libre no nos informan de nada quieren q vendamos inca por no hay productos sancor los supervisores están ausentes más los delegados sindicales que parecen que nogocian con nosotros como si fuéramos figuritas nos van a limpiar a todos es muy triste tendríamos que ser intocables con todo lo que hicimos, hacemos y soportamos por la empresa solo queremos trabajar pero ellos se la reparten y ven cuántos echan alguien tiene que frenar esto. Ahora atilra tiene el presidente que quería en sancor pero nos están matando
Yo soy empleado de hace 31 años, sindicslizado como debe ser un obrero para que pueda ser protegido de jefaturas nefastas que psasron por SanCor y sin embargo estos suspendido y si no me hecharon como tantos otros es por tener un gremio fuerte que sabe defender nuestros intereses. Compañero paz, no olvide que somos un numero y no debe enamorarse de la empresa que lo contrata y mentiene mientras les sirva. La gente que esta suspendida es precisamente por estar afiliado a ATILRA en clara persecusion por atrevernos a alzaer la voz. Mucha gente quedo sin nada y eran chupamedias de los supervisores. La calidad de Sancor la hacen sus trabajadores que siempre deben soportar condiciones indignas. ATILRA es el gremio mejor organizado de Latinoamerica segun la UITA -. No tengan miedo compañeros en acercarse a su sindicato y asesorarse bien. .-
El sindicato ,negocia solamente cuida sus intereses y usa de bandera el derecho del trabajador.hace 30 años que esta Ponce y no le delega el poder a nadie,en una palabra le importa 3 pitos el obrero.El es trillonario a costa de las coimas y curros