Luego de una serie de episodios dramáticos, en los cuales la profesionalidad de los agentes del Senasa fue incluso puesta en duda –como en el caso de la avícola correntina Santa Ana–, finalmente el 2023 terminó con números positivos para el sector productor de huevos y derivados.
Si bien 2,2 millones de aves debieron ser sacrificadas en el marco del protocolo sanitario establecido contra la influenza aviar, el 2023 cerró con un aumento en todos los indicadores productivos respecto del año anterior.
El consumo interno acompañó ese crecimiento –después de todo el huevo es una de las fuentes proteicas más baratas y más fáciles de conservar–, mientras que las exportaciones de ovoproductos se derrumbaron.
Para tener una referencia: por cada 8,0 gramos de un huevo duro el cuerpo humano puede obtener un gramo de proteína, mientras que esa proporción, en el caso de las carnes, es de 4,5 a 6,5 gramos dependiendo del corte. Al comparar precios entre uno y otro alimento, el huevo, en términos relativos, siempre es mucho más barato.
Adicionalmente, el huevo, a diferencia de las carnes, no requiere refrigeración y puede conservarse durante semanas, lo que representa una ventaja enorme para familias numerosas de bajos ingresos.
“El 2023 fue un año sumamente complicado en primer lugar por la epidemia de la influenza aviar, con un mercado interno bajo un proceso inflacionario y bolsillos menguados de los consumidores a lo que se sumaron restricciones al crédito e incertidumbre electoral que impactaron negativamente en las inversiones, señaló Javier Prida, presidente de la Cámara Argentina de Productores e Industrializadores Avícolas (Capia).
“Las exportaciones fueron afectadas en su competitividad por la existencia de diversos tipos de cambio y dificultades para acceder a las divisas para insumos. No obstante, la industria del huevo apostó a la producción y puede presentar indicadores positivos en esos rubros que muestra su compromiso con el país y los consumidores”, añadió por medio de un comunicado.
El consumo interno per cápita en 2023 fue de 336 huevos con un aumento del 4,3% interanual. Los consumidores argentinos representaron el año pasado el 97,7% del total de la demanda.
De cara al 2024, Prida observó que “es necesario que el gobierno continúe con el proceso de normalización de las variables económicas, así como también de los tipos de cambios; en ese sentido desde Capia valoramos el esfuerzo, como así también destacamos el retiro del capítulo fiscal del proyecto de ‘Ley Ómnibus’ que significaba un aumento del 15% en los derechos de exportación de muchos sectores agroindustriales, incluidos la industria del huevo”.
“Aún preocupa el arancel cero para las importaciones de huevos y subproductos (fundamentalmente de Brasil). Desde Capia ratificamos nuestra predisposición al dialogo como así también a seguir produciendo e invirtiendo en nuestro país para continuar ofreciendo un producto de calidad nutricional, accesible y de altos estándares ambientales a todos los argentinos”, resumió Prida.