Triste, muy triste, es el papel que está ofreciendo la Aduana por estos días en que se ha vuelto una tentación muy grande la subfacturación de exportaciones debido la enorme brecha que existe entre tipos de cambio. El organismo debería actuar del modo más profesional posible y con suma rigurosidad, pero parece suceder todo lo contrario.
Triste también ha sido el comportamiento de ese organsimo de control frente al cepo de las carnes: para quedar bien con los dirigentes más poderosos del gobierno (lease Máximo Kirchner, quien al parecer fue quien decidió la continuidad de este corset exportador) no se dudó en escrachar públicamente a cuatro empresas frigoríficas en base a información equivocada o que no había sido debidamente comprobada.
Vamos a los hechos.
Hace por lo menos cuatro semanas Bichos de Campo ofreció pruebas concretas a la Aduana sobre un posible caso de contrabando y subfacturación: empresas de muy dudosa reputación estaban copando el comercio hacia Chile de oleínas o ácido oleico, un derivado del aceite de soja. Había diferencias muy notables de precios entre la mercadería que salía del país y la que entraba a Chile, muchas veces tercerizada a firmas con sede en Miami. Todos los envíos se concentraban en la Aduana de Campana.
Aportamos planillas y datos que llegaron a nuestras manos y le preguntamos varias veces a la Aduana qué había de cierto sobre estas sopeschas. Pero nadie nos contestó. Pasa el tiempo y lo que parece una clara maniobra elusiva (se estaría enviando aceite de soja a Chile en vez de oleína, desde empresas dudosas, a precios subvaluados aquí para tributar menos, y a veces con intervención de dudosas firmas estadounidenses), continúa como si nada. Esta era la nota que explicaba esa posible maniobra:
Ahora bien, en el marco de una nueva ofensiva política del kirchnerismo contra el sector agropecuario, que se concreta con la extensión del cepo a la exportación de carne, esta misma Aduana que no responde a denuncias que parecen graves (total es Bichos de Campo quien publica y los medios “serios” no le siguen la corriente) podría ser capaz de imotorizar denuncias con pruebas muy endebles y hasta ha escrachado públicamente a cuatro empresas frigoríficas sin darles el correspondiente derecho a una mínima defensa.
Sucedió ayer. Y en ese caso, tristemente, la mayoría de los diarios sí levantaron la gacetilla oficial casi sin expresar dudas sobre su contenido. ¿Cómo dudar de la palabra de un organismo de semejante calibre? Si la conformación de la Aduana es incluso previa al Estado Argentino.
Decía la infomación oficial que Aduana “verificó un depósito fiscal que ofrece servicios a frigoríficos exportadores e identificó cuatro empresas que falsearon sus declaraciones y las etiquetas de sus paquetes con el objetivo de enviar a China cortes de carne no permitidos”. El depósito fiscal, que no se identificó en el parte de prensa, se llama Bajo Cero SA, y está ubicado en la localidad de Ituzaingó. Allí estuvieron los aduaneros haciendo inspecciones la semana pasada.
Este vez, el organismo no dudó en exponer públicamente a las firmas que realizaban esta supuesta maniobra: los “frigoríficos Login Food S.A., Frigorífico Alberdi, Black Bamboo Enterprises S.A. y Exportmeat S.R.L”. Vale aclarar que solo Alberdi y Black Bamboo son plantas de faena de bovinos, ya que Login Food y Expormeat son en realidad matarifes abstecedores que además exportan carne, utilizan la cuota de otras plantas y alquilan las instalaciones de otros frigoríficos.
Hasta aquí, un pequeño error nomás. Pero la intención de la Aduana de utilziar estos escraches para “demonizar” a la industria frigorífica -y así de paso ganarse la simpatía del ala más dura del gobierno kirchnerista- comienza a quedar más que clara cuando el comunicado explica la supuesta infracción: “Esas empresas intentaron exportar cortes de carne simulando otros cuya venta al exterior no está interrumpida”.
“Los cuatro exportadores buscaron enviar a China cortes no permitidos al declarar que se trataba de ‘cuarto delantero’ o ‘hueso lumbar’, cuando en realidad se trataba de asado”, denunciaba con pompa la gacetilla.
Ese es el caso de Black Bamboo, una planta ubicada en Hughes (Santa Fe) que denunció a viva voz los problemas que sufría por el cierre de las exportaciones. El eschache público de la Aduana se debe a un episodio que involucra 23 cajas de carne de 25 kilos cada una, en la que aparecieron piezas de siete huesos unidos entre si por dos capas de músculos”, y que “se encuentran seccionados en tiras”.
Bichos de Campo publica ahora en exclusiva las fotos de la peligrosa mercadería que para la Aduana es asado (un corte que está prohibido exportar hasta fines de diciembre) pero que según la empresa es otra cosa: “punta de hueso lumbar”. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Black Bamboo no tuvo derecho a defensa y seguramente recurrirá a la justicia si este caso no se resuelve: gracias a una posible incompetencia de la Aduana es probable que todos terminemos pagando onerosos cargos a los letrados. La empresa tiene todas las de ganar. En las últimas horas incluso mcomenzó a circular un video donde se muestra cómo se obtienen estas vértebras lumbares que parecen un asado pero no lo serían.
Un segundo video muestra cómo se arman estas cajas cuestionadas por la Aduana:
El otro frigorífico sancionado es el Alberdi, que está ubicado en Entre Ríos. En este caso, se le cuestionó la confección de tres contenedores que estaban estacionados también en el depósito fiscal Bajo Cero SA. En uno de ellos el certificador de la Aduana, llamado Eduardo Paolini, también habría encontrado rastros del asado prohibido. En los otros dos supuestamente había cajas que contenían vacío.
Mucho antes del escrache público, el propio depósito fiscal ya había aclarado que se trataba de un error y que las cajas de asado no iban a ser exportadas:
Y en el caso de las cajas con el supuesto vacío, de nuevo caemos en los mismos dilemas: al parecer se trataba de otro corte vacuno que no estaba prohibido y de aspecto similar, las aletillas o puntas de pecho. Según la gacetilla de la Aduana, en cambio, la “firma declaró que se trataba de ‘recortes del troceo (trimming)’, corte que está habilitado su exportación, cuando en realidad se intentaba exportar matambre y vacío como recortes”.
La foto es la que sigue, también para que quienes saber saquen sus propias conclusiones. ¿Será vacío esto? Nosotros por si acaso no lo probamos:
Desde que comenzó el hostigamiento oficial contra la cadena de la carne, cada tanto la Aduana emite una gacetilla vinculada con el asunto: que realizó controles a tal o cual (que nunca antes habían sido identificados, o que estableció precios de referencia para evitar maniobras de subfacturación. Siempre, esas gacetillas dicen en alguno de sus párrafos que el organismo “que encabeza Silvia Traverso” cumple con una tarea encomiable de control.
La verdad es que nosotros tenemos algunas dudas que Traverso debería explicar en algún momento. ¿Es asado o no es asado? ¿Es vacío o no es vacío? ¿Hay un posible caso de contrabando, subfacturación y triangulación en el comercio de oleínas a Chile?