El acto de San Nicolás los colocó nuevamente frente a una multitud que no ahorraba críticas al gobierno nacional y sus principales figuras, Alberto Fernández y Cristina Kirchner. La tentación de ir a la guerra -como en 2008- quedó latente, y se podría incrementar dentro de tres semanas, cuando venza el plazo que los productores autoconvocados que organizaron esa marcha han otorgado a las autoridades para que cumplan sus demandas. Todo preanuncia una escalada, pero en este contexto los dirigentes rurales pisaron el freno, respiraron hondo y destacaron su predisposición a mantener e incrementar el diálogo en busca de soluciones.
Sucedió en un encuentro convocado por el Círculo de Periodistas Agropecuarios de Córdoba (CIPAC), para que Jorge Chemes (CRA), Nicolás Pino (Sociedad Rural), Elvio Laucirica (Coninagro) y Carlos Achetoni (Federación Agraria), respondan cuáles serán sus próximos pasos después del llamado #9J. Los cuatro, con sus matices característicos, dejaron claro que continuarán apostando a la posibilidad de cerrar conflictos -en especial el cierre de las exportaciones de carne- dialogando con el gobierno por los carriles institucionales.
“Uno tiene que ser orgánico y respetar a las autoridades, porque respeto no significa abdicación ni connivencia. Los problemas son grandes y hay que dirigir nuestros reclamos a los ministros de Agricultura y de Producción, y al Presidente de la Nación. Si después ellos deben pedir autorización a algún Instituto o lo que sea, será cuestión de ellos. Nosotros no nos metemos”, indicó Achetoni ante la pregunta si tenía sentido mantener abiertos los canales de negociación.
A partir de esa definición, que los demás presidentes de la Mesa de Enlace compartieron, hubo señales enviadas por el ruralismo hacia todos los costados, de este mosaico complejo que implica la relación entre el agro y las autoridades.
“La Mesa de Enlace está dialogando. El lunes tuvimos una reunión con dos ministros de la Nación (por Matías Kulfas y Luis Basterra), y les puedo asegurar que desde ese día todas las noches me despierto a ver e Boletín Oficial, porque hubo un compromiso de ir flexibilizando las exportaciones (de carne)”, dijo Pino, el nuevo presidente de la SRA. Primer mensaje: Si quieren un diálogo honesto, las autoridades no pueden seguir dilatando cosas que ellas mismas prometen.
Queda claro que el bloque rural reclamó la apertura total de las exportaciones, pero entendería como una buena señal la flexibilización de los envíos prometida por Kulfas. Serviría para mantener las negociaciones con vida.
Más o menos lo mismo dijo Chemes, que siempre le pone un tono más de picante a sus declaraciones. “Si el gobierno no tiene una visión clara del daño que puede ocasionar con estas medidas equivocadas, y si no tiene la suficiente capacidad como para dialogar, sin ninguna duda habrá que llamarle la atención a través de las medidas que ya hemos visto”, indicó el titular de CRA, exponiendo que no dudará en volver a las protestas si se frustra este proceso de negociación abierto con Kulfas.
También hubo mensajes para los sectores de autoconvocados que han emplazado al gobierno a cumplir con el manifiesto de San Nicolás, bajo amenaza de lanzar nuevas medidas de protesta a mediados de agosto, en la recta final hacia las PASO. Laucirica expresó que los dirigentes rurales comparten las banderas enarboladas por ese sector inorgánico. “No podemos negar que muchos de los problemas que se plantearon el #9J nos muestran una realidad que trasciende al campo. El gobierno tiene que tomar conciencia”, reclamó el dirigente cooperativo.
-¿Se sienten presionados por los autoconvocados?- preguntaron los periodistas cordobeses.
-Somos pares, solo que a nosotros nos toca estar presidiendo una entidad. Yo no siento ningún tipo de presión, pero los dirigentes tenemos que adecuarnos a ciertas circunstancias- contestó Pino.
Chemes amplió: “Quiero dejar claro que ninguno de nosotros se siente presionados por los autoconvocados y si analizamos los objetivos, estamos hablando de los mismos problemas. La diferencia es en la metodología que se lleva adelante para conseguir estos objetivos. Seguramente ellos no tengan la paciencia para el diálogo que tenemos nosotros, porque las entidades debemos mantener esa paciencia. Siempre tiene que haber alguien que mantenga el diálogo”, explicó.
Mensaje claro a los más exaltados del agro: La Mesa de Enlace debe cumplir una función institucional, pero llegado el caso las fuerzas confluirán en la protesta si este proceso de diálogo no resulta provechoso.
Hubo mensajes también para el Consejo Agroindustrial, la Mesa de las Carnes y otros actores que han sido convocados a negociar con el gobierno, dejando al margen a los ruralistas más tradicionales. Achetoni fue claro al determinar que cuando se discuta la situación de cualquier producto primario de base agropecuaria el interlocutor obligado del gobierno debía ser la Mesa de Enlace.
Hubo mensajes también para los partidos de la oposición y en especial para la presidente del PRO, Patricia Bullrich, que en el acto de San Nicolás hizo un despliegue provocativo y premeditado para robar cámara, a pesar del pedido de los organizadores. “Nos molestó porque no era el ámbito de expresión de la política partidaria sino la expresión del pueblo”, dijo Achetoni. “Era un acto de la ciudadanía, y entonces entendimos que los políticos tenían que guardar su lugar. A mi (la irrupción de Bullrich) me pareció un poco rara”, reconoció también el presidente de la Sociedad Rural.
A los opositores, la Mesa de Enlace les transmitió que no será parte de la contienda electoral sino que se ajustarán a los reclamos gremiales que le corresponden.
También hubo mensajes para los gobernadores, a los que los ruralistas seguirán recurriendo en busca de socios que puedan expresas el malestar de sus territorios por el cierre de las exportaciones de carne. Ya vieron a tres de ellos, pero faltan bastantes.
Pero la señal más importante que envió la Mesa de Enlace claramente estuvo dirigido a Alberto y sus aliados en el Gobierno. Laucirica, que debuta en estas lides reemplazando a Carlos Iannizzotto, que se retiró a la política, recordó que en algunos casos las medidas pendientes “son compromisos asumidos por el propio presidente y, sin embargo, muchas veces se demoran”.
-¿Entonces no van a marchar a Buenos Aires dentro de 20 días?
-Tendríamos que ser adivinos para saber qué sucederá en este país en 20 días. Nosotros seguimos en un camino de diálogo, pero no tenemos gestos del otro lado. Desde nuestro lado el diálogo no se corta, pero tiene que haber sí o sí una reacción del lado del gobierno- cerró Pino.
No van a encontrar un mensaje más claro que ese.