Se denomina “efecto Lipovetzky” a todo fenómeno por el cual una acción política produce consecuencias inversas a las buscadas a partir de lo ocurrido con los valores de los alquileres de inmuebles urbanos luego de la aprobación de la Ley Nº 27.551 promovida por el legislador Daniel Lipovetzky.
El “efecto Lipovetzky” es justamente lo acaba de ocurrir en el mercado argentino de carne bovina: una medida supuestamente orientada a incrementar la disponibilidad de ese producto, lo que hizo en realidad fue provocar su escasez.
La comercialización de hacienda se derrumbó hoy miércoles luego de que el gobierno nacional anunciara un cierre por 30 días de las exportaciones de carne vacuna, algo que, si bien aún no fue oficializado, derivó en el lanzamiento de un cese de comercialización de hacienda a modo de protesta.
Entre mañana jueves y el próximo 28 de mayo no se comercializará en todo el territorio nacional ninguna categoría de hacienda vacuna, según lo dispuso la Comisión de Enlace Agropecuaria.
El resultado: la hacienda liviana, que se destina a elaborar cortes consumidos por los argentinos, registraron subas muy elevadas, al tiempo que los animales que son requeridos por el mercado chino –principal cliente del país hasta el cierre autoimpuesto por el gobierno kirchnerista– experimentaron importantes caídas.
Si bien los valores negociados hoy son producto de una situación excepcional –una semana de “sequía comercial”–, eso no implica que en lo sucesivo pueda esperarse un planchazo profundo de los precios de la hacienda liviana, dado que los propios datos oficiales de faena vienen mostrando una retracción importante de la oferta de animales livianos al tiempo que las categorías demandadas por China no se adaptan a los gustos del consumidor argentino.
Repitamos para que quede bien fijado el concepto: las categorías demandadas por China no se adaptan a los gustos del consumidor argentino, dado que los importadores de la nación asiática son grandes compradores de cortes congelados baratos, mayormente originados en vacas, que se emplean para preparar guisados (“hot pot”) que requieren muchas horas de cocción.
El contenido de la nota contradice el título: según lo que informa la nota la suba del precio se explica por el cese de comercialización; habrá que esperar la normalización del flujo de comercialización para ver si es cierto o no que exportación y consumo interno configuran mercados distintos que funcionan compartimentados. Si esta hipótesis se confirma, normalizada la comercialización, no bajarían los precios de la hacienda en pie porque no aumentaría la oferta. Caso contrario, si los precios bajan, será porque la hacienda antes destinada a exportación se pudo volcar al mercado interno incrementando la oferta.
Recién en Ambito Financiero un tal Williams de la asociación de carniceros (o algo así) dijo que se está destinando a expo el 30% cuándo el actual volumen de la producción debería solo habilitar un saldo exportable no mayor al 10%.
Muchas voces ligadas al sector (seguramente cada una de ellas con sus propios intereses) diciendo cosas muy distintas no nos ayuda a a los simples consumidores a entender qué pasa.