Investigadores del Conicet y del Laboratorio de Micología y Cultivo de Hongos Comestibles y Medicinales (UBFungi) del Instituto Tecnológico de Chascomús informaron que este año lograron duplicar la elaboración de inóculo, un producto a base de granos de cereales que se constituye como el insumo básico para la siembra posterior de distintas especies de hongos comestibles.
“Hemos entregado 2 toneladas de inóculo a productores particulares de varias provincias, lo que significa la posibilidad de generar 12 toneladas de hongos”, comentó a la agencia Télam Edgardo Albertó, investigador del Conicet y director del grupo, al tiempo que subrayó la relevancia en términos económicos que eso representa para el sector.
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La generación de inóculo es una de las líneas con las que el laboratorio se contacta con el sector productivo mediante lo que se conoce como Servicios Tecnológicos de Alto Nivel (STAN), herramientas con las que el Conicet hace su aporte a la comunidad desde la vinculación y transferencia del conocimiento que desarrollan sus investigadores.
Según la definición del diccionario, los inóculos son “microorganismos o sus partes (esporas, fragmentos miceliales, etc.) capaces de provocar infección o simbiosis cuando se transfieren a un huésped. El término también se usa para referirse a los organismos simbióticos o patógenos transferidos por cultivo”.
Además, los expertos se dedican a la identificación de distintas especies de hongos, el estudio de las que son silvestres y pueden ser domesticadas para su producción intensiva.
“La producción de hongos comestibles es una actividad incipiente pero en franco crecimiento que permite por un lado generar alimento nutritivo a partir de desechos de la agricultura y, por otro, un ingreso extra para las familias que se dedican a esto. La calidad proteica de los hongos es alta, la mayoría de las especies posee todos los aminoácidos esenciales lo que los configura como posibles sustitutos de la carne, algo ideal para aquellas personas que son vegetarianas o veganas”, resaltó el investigador.
El inóculo producido tiene como destino abastecer la sostenida demanda de productores de Buenos Aires, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Misiones, Río Negro, Salta, San Luis, Tierra del Fuego y Tucumán.
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Si bien el consumo de hongos no está tan incorporado a la dieta de los argentinos, algunas especies de a poco van ganando adeptos.
De acuerdo a los especialistas, el más conocido es el champiñón, pero los denominados gírgola y shiitake son muy elegidos para la elaboración de platos gourmet y poseen, incluso, ciertas propiedades medicinales.