Cada tanto, es necesario volver sobre la historia de la empresa EDP Agro, porque si algo tiene la familia Berisso, además de ser numerosa, es mucho olfato para los negocios y una búsqueda constante de expandirse.
La reciente inauguración de su nueva planta de alimento porcino, con tecnología de punta y una capacidad de molienda de 30 toneladas por hora, es un claro ejemplo de eso. La misma se inserta en una larga cadena que controla la firma y que va desde la producción primaria, el acopio y la venta de insumos hasta la producción de aceite, los balanceados y los laboratorios.
Por eso, Bichos de Campo entrevistó nuevamente a Tomás, uno de los directivos de la firma bolivarense que se jacta de controlar la cadena completa y tiene planes para seguir expandiéndose.
Una charla que tiene como excusa el último lanzamiento empresarial, pero que sirve para seguir construyendo un rompecabezas familiar y de negocios que nunca parece completarse.

A mediados de octubre llegó la gran noticia: EDP Agro inauguró una nueva planta de alimento porcino, una de las más grandes del país, en pleno clúster productivo del centro bonaerense.
Como todo lo que toca esa empresa familiar, los números se llevan todas las miradas: 30 toneladas, lo equivalente a un camión de alimento, procesado por hora. Es la escala que había empezado a exigir la producción porcina de la zona y, en particular, el ingreso de un nuevo gran cliente.
“Con la anterior planta ya abastecíamos a Ingacot, 4 Leguas y Don Pedro, pero cuando se confirmó el ingreso de Grupo Mirgor, sabíamos que necesitábamos aumentar la producción”, relató Tomás. Es así como, con un contrato de abastecimiento por 10 años mediante, EDP puso en marcha la creación de su nueva planta y demoró sólo un año y medio para sumar una nueva estrella a su escudo.
“Estamos muy orgullosos. Tiene mucha tecnología y automatización, por lo que esta inversión nos da perspectiva para seguir creciendo para los próximos años con esta misma planta”, aseguró el empresario.

Además de la provisión de alimentos e insumos, y la realización de controles de calidad, EDP Agro también se inserta en el clúster porcino con su servicio de engorde. El mismo lo llevan a cabo en conjunto a Ingacot, que les provee los lechones para la terminación dentro de sus galpones.
Y ese es sólo un caso de los tantos resortes que manejan, porque en su portfolio de más de 500 clientes los acuerdos suelen ser muy variados. En la mayoría de los casos, explicó Berisso, el servicio de acopio suele ser la puerta de entrada a la venta de otros subproductos, como los balanceados, o bien también de insumos.
En lo que es producción propia, los números también son llamativos: 15.000 hectáreas agrícolas y más de 5000 ganaderas. La mayoría de esos campos son arrendados y se ubican en su ciudad natal de Bolívar, pero también producen en los alrededores de General Belgrano y Chacabuco.
Entre sus cultivos, tienen sus favoritos -la soja no GMO y la arveja-, pero también apuestan fuerte por la cebada cervecera y el girasol alto oleico. En ese último caso, adelantó Tomás, están montando una nueva planta de extracción que les permitirá agregar valor a la producción primaria y obtener aceite de girasol. Hasta el momento, ese procesamiento lo hacían sólo con la soja.
“A nosotros nos gusta siempre diversificar y no concentrarnos en un solo negocio”, aseguró.

Desde ya que la ganadería no pasa inadvertida para su negocio. Con la producción de sus propios forrajes, llevan a cabo el ciclo completo, integrando las etapas de cría, recría e invernada, con la terminación en feedlot. Anualmente, producen más de 1.500.000 kilos de carne y cuentan con más de 7500 madres en sus rodeos.
Pero, además, también trabajan con otros productores, a quienes les brindan servicio de hotelería, asesoramiento y de digitalización de sus lotes, un aspecto que facilita la medición de los indicadores productivos.
Con su línea de balanceados Primia, que también producen en una planta específica de Bolivar, abastecen hoy a toda la cadena de tambos y feedlots de la región.

En los Berisso, el rompecabezas de negocios tiene muchas piezas, como también el familiar. Y es que, antes de ser EDP Agro, la Estancia Don Pedro era sólo un pequeño negocio familiar al que el padre de Tomás y de otros 7 hermanos le prestaba poca atención, pues no se dedicaba a la producción y no le despertaba interés.
“Él siempre nos decía a nosotros que no nos dedicáramos al agro porque no nos iba ir bien”, recuerda el empresario. Pero las casualidades de la vida jugaron a su favor, porque fue un cuñado el que hizo crecer el negocio y, luego ellos mismos los que le dieron la escala que hoy tiene. Nada de esto era previsible hace sólo 20 años atrás.
Esa fuerte impronta familiar, señala Tomás, es lo que aún se mantiene, a pesar de lo mucho que ha crecido la empresa. De hecho, la dirección ejecutiva la ejercen tres de los ocho hermanos, Francisco, Marcos y él, quienes consensuan cada decisión a tomar.
“Nuestro espíritu es familiar. Nosotros estamos en los detalles, coordinamos las operaciones y estamos con la gente. Todo lo hacemos como una familia”, aseguró Tomás.
Además de lo familiar, hay otra constante en la base de esa estructura productiva: el asociativismo. “No hubiéramos podido hacer nada sin eso”, grafica el empresario, que asegura que gran parte de la escala que tiene hoy EDP se debe justamente a que los proyectos se hacen en conjunto con otras firmas importantes.
Uno de los ejemplos más claro, tal vez, es el que ocurre en el clúster porcino, pues, más allá de sus contratos de aprovisionamiento y producción, Mirgor, Ingacot y EDP cuentan con sistemas integrados que comparten información en tiempo real y sin pasar por procesos manuales.
“Nos tenemos que sumar para que el conjunto sea infinito, no igual a las partes. En eso estamos funcionando realmente como un clúster que se potencia, trabajando muy bien y de forma muy profesional”, concluyó Berisso.




