En pleno Alto Valle, aquella zona de 65.200 hectáreas irrigadas con aguas del Río Negro, funciona una Estación Experimental Agropecuaria del INTA que investiga todo lo referido a peras y manzanas, desde hace décadas la producción predominante en la zona.
El INTA Alto Valle se ubica sobre la ruta 22, entre las localidades de Allen y Gral. Roca, y contiene una serie de campos experimentales donde gente como Paula Calvo genera información útil para el productor de fruta de pepita.
Paula recibe a Bichos de Campo en un lote custodiado por un alambrado olímpico con púas, que evita que algún extraño ingrese y puede llevarse del lugar materiales -variedades o clones- de manzanas y peras que aun no han sido liberados al mercado, y que tal vez no se liberen nunca.
En ese custodiado terreno, Paula evalúa la adaptación al Alto Valle de cada una de las frutas que piensan lanzarse al mercado internacional, ya que en general las nuevas variedades de manzanas son desarrolladas en otros Hemisfericos, en condiciones muy diferentes a las de esta región productiva.
Con paciencia oriental, ella toma mediciones de las características que la nueva genética de manzanos expresa en aquella zona norpatagónica, para luego armar perfiles de comportamiento con virtudes y problemas. “Nosotros brindamos la información al productor que luego decidirá, teniendo en cuenta la salida comercial, qué material sembrará”, dijo a Bichos de Campo.
Actualmente en nuestro país se cultivan seis variedades de manzana (con diferentes clones cada una de ellas), pero una sola ocupa el 60% de las chacras: la famosa Red Delicius. “La verdad es que estamos atrasados en tal sentido El mundo ya demanda nuevas variedades, sobre todo para aquellos mercados de nicho, con mejores precios”, indicó la investigadora.
Aquí la entrevista completa con la técnica del INTA Alto Valle:
Calvo contó que se experimenta con variedades de todo tipo y características. Por ejemplo, ahora estaba probando un tipo de manzana chica, bien roja y jugosa, que ahora tiene mucha aceptación cuando tiempos antes una fruta pequeña era más bien despreciada. “Hay mercados que pueden buscar esa característica con el objetivo de que la lleve una persona en el bolsillo para comerla rápido sin compartir en cualquier momento”, explicó la experta.
Las modas en el consumo de las manzanas varían constantemente, pero las características que por ahora siguen primando a la hora de elegir una variedad a implantar son el fuerte color rojo de la fruta, luego el ‘crunchi’ y también la jugosidad. “Luego habrá mercados que prefieran más o menos dulzor o acidez”, detalló la investigadora del INTA.
Paula contó, por último, que lo ideal sería que los montes con manzanos se renueven cada 15 años, pudiendo ser con la misma variedad pero con otro clon de mejoría (por ejemplo, para una fruta de mejor rojo). Pero el atraso en la economía valletana es grande, porque desde hacer muchos años que el negocio no deja márgenes adecuados a los productores. Así, hoy se ven montes con hasta 35 años de edad que siguen siendo comerciales pero quizás ya no tengan aceptación en el mercado.