Las lluvias cambiaron el escenario y las perspectivas para la producción ganadera, que venía disfrutando de buenos precios por los terneros de cría pero que no contaba con la producción de forraje necesaria para su recría, que en definitiva significa la posibilidad de engordar animales más pesados y producir más kilos de carne.
El año fue complicado y así lo contó Amadeo Derito, de la Asociación Argentina de Angus, a Bichos de Campo: “La seca pegó por todos lados. Eso hizo que mucha gente baje la carga de los campos, baje el número de vacas, no reponga vaquillonas o lo haga en menor número”.
Eso explica en gran medida el alto encierre de hacienda liviana en los feedlots y la alta faena de vacas, que fue incentivada por la continua demanda china más allá de que los precios de la carne que se le exporta fueron bajos hasta septiembre. Esta situación, que se suma a las dos secas anteriores, podría afectar la oferta de terneros del año que viene.
“Creo que la situación para el año que viene va a ser un poco más apretada en la invernada por el crecimiento de la demanda de exportación, porque va a haber menos terneros, y porque la seca se va a sentir. El dato positivo es el valor de la vaca de descarte. Si uno saca una vaca de 400 kilos, está haciendo casi cerca de un millón de pesos. Es un valor muy bueno para el criador”, señaló Derito.
Llegaron las lluvias y además hay un gobierno que puso en marcha un modelo económico en el que la inflación viene en caída fuerte desde hace varios meses, que de acuerdo indican proyecciones oficiales y privadas seguirá bajando. Esto obliga a cambios en la forma de ver el negocio ganadero.
En tal sentido, el titular de la cabaña Angus La Ñata dijo que “lo que tenemos que tener claro es que entramos a un mercado de estabilidad. Vamos a tener que producir pasto, convertir ese pasto en más terneros y destetar terneros pesados. Tenemos que aplicar toda la cabeza en hacer algo mucho más eficiente”.
Para Derito, la previsión del negocio se vuelve un factor clave, algo que se vuelve posible en una economía con baja inflación.
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“Hay que hacer un presupuesto forrajero, ser eficientes en los servicios, tener una parición de terneros mayor y destetarlos pesados para que la segunda etapa, que es la recría, pueda llevar a un novillo de mayor peso de faena que nos genere, a su vez, más toneladas de exportación. Tenemos que ser buenos chacareros de pasto. Hay que mejorar y meter cabeza en todo eso”, afirmó el ganadero.
Pero para ser chacareros de pasto hay que “programar una cadena forrajera, tener grados de libertad en el sistema para que cuando venga una seca, o en algunos casos una inundación, podamos bajar la carga sin que nos haga un daño irremediable en el sistema. Entonces tenemos que tener reservas, tenemos que tener verdeo de invierno y verano razonablemente, porque los verdeos son caros, y hay que saber meterlos en la cadena. Para eso hay que meterle cabeza”, sostuvo.
Derito está convencido de que haciendo esto, la ganadería puede crecer y con ella la producción de carne que se vuelca al mercado interno y a la exportación.
“Vamos por la ruta y todavía seguimos viendo esos campos pelados, la vaca flaca pariendo, mirás en el horizonte y no ves un alambre. Esos modelos tienen que cambiar. Tenemos que subir la receptividad de los campos. Un campo en la zona semiárida que aplique megatérmicas sube de una vaca cada 10 hectáreas a una vaca cada 4 o cada 3 hectáreas. Bueno, hay que aplicar esa tecnología, tener personal capacitado, condiciones para que su vida en el campo sea confortable y darle lugar a las nuevas generaciones en el manejo del establecimiento”, finalizó.