En noviembre los envíos a faena de ganado vacuno según los datos publicados por Senasa, fueron de 1,19 millón de animales. Se trata del mismo volumen que en noviembre del año pasado y que en octubre de este año.
A simple vista parece que nada hubiera cambiado, pero cuando se desglosa por categorías, hay variaciones importantes. El nivel faenado en noviembre está lejos de los picos de mayo, julio y lujo que llegaron a 1,3 millón de animales.
En noviembre bajó fuerte la oferta de novillos, que se redujo a 271.000 animales, lo que significa una caída de casi 9%. También se achicó la oferta de novillitos en 5%.
Estas categorías son las que más ofertan los feedlots, que están en proceso de vaciado y que no están reponiendo.
Por otra parte, la faena de vaquillonas se mantuvo estable respecto del mismo mes del año pasado, pero bajó 10% con relación a octubre.
La de vacas fue la única que creció. El aumento fue de 22% con respecto a noviembre del 2022 aunque el registro es el mismo que en noviembre del año pasado cuando la sequía ya apretaba fuerte.
La alta faena de vacas se explica por dos motivos. En primer lugar hay productores que aguantaron hasta donde pudieron, y luego enviaron al engorde a corral esos animales que cuentan con buen nivel de precios en el Mercado de Cañuelas.
A diferencia de otras liquidaciones, este año la demanda de China les permitió a los productores obtener buenos precios. Con la venta de una que va a la faena hoy se puede reponer un vientre casi 1 a 1.
La otra causa de la todavía alta faena de vacas, tiene que ver con que llovió, pero no llueve pasto, como dicen en el sector. Las lluvias no llegaron en el arranque de la primavera, sino en octubre, y el pasto entonces recién ahora comienza a mostrarse disponible. Por eso desde diciembre en adelante es muy probable que también se reduzca la oferta de esta categoría.
Este es uno de los motivos que impulsó la suba del precio de la hacienda en el último mes. Si tomamos los promedios del novillo al cierre de noviembre la suba intermensual fue de 25%, la de novillitos de 23% y la de vaquillonas de 20%.
De ahora en más entramos en el período de escasez, que será cada vez más notorio y que debería impulsar más los valores del ganado para la faena, y luego por efecto derrame mejorar los del ternero y los vientres.
Para el 2024 las estimaciones privadas dan cuenta de una caída fuerte en la oferta. El consultor Víctor Tonelli indicó que “el stock se reduciría en 2 millones de animales, y la faena pasará de los 14,4 millones de animales que tendrá este año a 13 millones por lo que la producción y la oferta para el consumo y la exportación también se achicarán”.
El especialista consideró además que de no mediar restricciones en los accesos a los mercados internacionales, el consumo caería de los 50/51 kilos actuales a 43/44 kilos disponibles para cada ciudadano.