Mientras que la producción global de cebada para la campaña 2023/24 se estima que rondará las 140 millones toneladas, lo que constituye el numero más bajo desde la campaña 2018/2019, la Argentina mantiene sus expectativas de rendimiento y podría crecer en su oferta. Claro que luego de un pésimo año después de la sequía.
Un informe elaborado por los agrónomos especializados Mario Cattáneo y Fidel Cortese indica que al tiempo en que el volumen mundial se ve golpeado por la disminución de toneladas en 5 de los 6 mayores exportadores de cebada (Canadá, Unión Europea, Ucrania, Rusia y Australia), la Argentina es el único país con expectativas de aumentar su producción.
“Respecto a la próxima campaña 2023/24, el desarrollo de los cultivos en la mayoría de los casos es de bueno a muy bueno, con buenas expectativas de rendimiento, salvo en las zonas afectadas aún por sequía. La superficie de siembra estimada para esta campaña es de 1,15 millones de hectáreas, que en condiciones normales daría una producción de entre 4,4 y 4,6 millones de toneladas”, indicaron a continuación.
Estos números serían un poco menores a los datos publicados por la Bolsa de Cereales, que también estimó una superficie de 1,25 millones de hectáreas cultivadas pero todavía habla de una cosecha de 5 millones de toneladas. En la campaña anterior se cosecharon 4,5 millones de toneladas.
“La exportación para la próxima campaña 2023/24 se están manejando valores de 190/200 dólares por tonelada para la posición enero 2024, para cebada forrajera. Y 230/235 dólares para cebada cervecera”, señalaron los especialistas.
En relación a los valores FOB informados por la cartera de Agricultura al 18 de septiembre, la cebada cervecera ronda los 300 dólares por tonelada, la forrajera 230 dólares por tonelada y la malta de cebada 680 dólares por tonelada. Para la campaña 2023/24 se han presentado ya declaraciones de exportación por 208.500 toneladas de cebada forrajera, y solo 20.000 de cebada cervecera”, detallaron.
En cuanto a la tecnología de cultivos, Cattáneo y Cortese remarcaron la importancia de tener en este momento del ciclo un buen programa de fertilización, teniendo en cuenta el faltante de nitrógeno, y la aplicación de bioestimulantes para recuperar aquellos lotes afectados por las heladas.
Respecto a la sanidad del cultivo, afirmaron que aumentan los efectos de la mancha en red, por lo que aconsejaron “no demorarse en el monitoreo y en la toma de decisiones de intervenciones químicas ya que con bajos niveles de enfermedad los tratamientos son más eficaces”.
“También tener en cuenta que si la planta ha sufrido estrés es probable la manifestación de síntomas de ramularia. En este último caso las moléculas específicas que dan una mejor respuesta con las carboxamidas, aunque hay otras moléculas que sin ser tan contundentes pueden ayudarnos en un primer control y dejar la alternativa de las carboxamidas para aplicar más adelante si las condiciones climáticas acompañan”, remarcaron.