Además de las altas temperaturas, otro factor clave para la reproducción y propagación del mosquito es la presencia de fuentes de agua estancada. Si bien esto puede controlarse al tirar lo acumulado en cacharros, floreros, macetas y otros pequeños contenedores, hay casos donde la tarea se vuelve prácticamente imposible. ¿Qué se puede hacer con los estanques o reservorios de agua que se utilizan, por ejemplo, para riego?
Esa es la inquietud que distintas instituciones transmitieron a miembros de la Cátedra de Acuicultura, de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), que derivó en la puesta en marcha de un exitoso proyecto de control biológico a partir del uso de “madrecitas de agua”.
“Esa práctica refiere, como su nombre lo indica, a controlar a una determinada población de manera biológica. En ese caso, usamos un depredador natural de las larvas de mosquitos que son esta variedad de peces. Todos conocemos al mosquito que vuela y nos pica, pero muchos ignoran que sus primeros estadios de vida suceden en el agua”, explicó a Bichos de Campo Ana Paula Baldonedo, Licenciada en Ciencias Ambientales de FAUBA e integrante del proyecto.
La iniciativa, titulada “Alternativa sustentable para el control biológico de vectores de enfermedades en reservorios de agua a través de peces nativos”, apunta al uso de especies que no generan impactos negativos dentro del ecosistema en donde se los introduce o “siembra”.
Aquí, en particular, se utilizaron las variedades Cnesterodon decemmaculatus, de 40 milímetros de tamaño aproximadamente; y la Jenynsia lineata, de 70 milímetros. Su principal característica es que pueden consumir hasta 100 larvas de mosquito al día, y tienen una esperanza de vida de entre 3 y 4 años.
“Es una herramienta de control biológico efectiva y sustentable, mucho mejor que la fumigación para reducir las poblaciones, porque no daña la flora, la fauna ni a las personas”, sostuvo Baldonedo.
El proyecto se encuentra enmarcado en la Cátedra de Acuicultura, y participan desde docentes e investigadores hasta estudiantes y pasantes de distintas carreras de esa Facultad.
Con el aumento de las consultas por esta alternativa de control y la demanda de estos peces, sus impulsores decidieron institucionalizarlo y presentarlo ante el ex Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. El mismo fue aprobado y financiado en 2021, en el marco del Programa Consejo de la Demanda de Actores Sociales, y declarado de interés sanitario por la Legislatura de CABA a finales de 2024.
“La funcionalidad de esto originalmente era para reservorios de agua dentro de una casa o institución, que fueran utilizados con fines educativos o recreacionales, y que no se pudieran vaciar. Después fuimos hacia una visión más integral para contribuir también con los particulares”, señaló la licenciada.
Para obtener las madrecitas, que la cátedra cría en un campo experimental de la Facultad y entrega de forma gratuita, se deben cumplir determinados requisitos, pensando sobre todo en su bienestar y desarrollo.
Es así que al momento de realizar la solicitud, los especialistas analizarán el tipo de reservorio, su uso, sus condiciones de temperatura, cantidad y tipo de agua, disposición de luz, presencia de plantas, entre otros puntos.
“Es una especie nativa de la región pero que está presente en casi todos los cuerpos de agua del país, te diría que hasta el Río Limay, al norte de la Patagonia. Por tal motivo, se acomoda bien a distintas condiciones y sus requerimientos son muy pocos. Aún así, al gestionar el pedido vía mail, evaluamos si ese reservorio en particular es apto para poner peces”, señaló Baldonedo.
“Por ejemplo, si ya sabemos que el reservorio no va a contar con agua durante todo el año, rechazamos la solicitud. Por otro lado, siempre recalcamos que no se puede usar agua corriente para rellenarlos si se empiezan a evaporar. Antes se debe desclorar el agua, por al menos 48 a 72 horas, previo a su incorporación”, agregó la licenciada.
En todo los casos, lo peces se entregan con un manual de recomendaciones para el manejo y la siembra de las madrecitas, que se deben cumplir en forma obligatoria para garantizar el éxito del proceso. También se incluyen recomendaciones sobre el cuidado de los peces en la temporada de invierno.
“Nosotros contribuimos con una herramienta que aporta una solución a una problemática social y ambiental grave, como es la proliferación del mosquito, que puede ocasionar enfermedades y hasta la muerte en seres humanos. Cuantos menos mosquitos haya y menos posibilidad de contagio tenga la población, más vamos a poder reducir esas consecuencias negativas que nos traen”, concluyó Baldonedo.
Quienes se encuentren interesados en incorporar esta opción de control, deseen recibir información o incluso realizar visita al predio, pueden comunicarse al mail [email protected]