Por Nicolás Razzetti (@NicoRazzetti).-
El próximo 2 de julio se celebra el “Día de la avicultura” y las empresas del sector no tendrán demasiado que celebrar. Casi todos los indicadores dan cuenta de un retroceso en el nivel de actividad, que los propios empresarios había decidido meses atrás. En el tablero de control del Ministerio de Agroindustria los datos van acompañados por una flecha roja que apunta hacia abajo, indicando el descenso.
La faena de pollos, según informa el organismo, retrocedió en los primeros cinco meses del año un 4%, en tanto que la producción de carne aviar se redujo 5,2%. Esto derivó en un menor consumo promedio de esa carne, la segunda de mayor consumo. Ya no comemos los argentinos unos 45 kilos por año en promedio, sino apenas por debajo de los 42 kilos. Sin duda sigue siendo un volumen alto, pero no se puede dejar de señalar la merma, del 7% interanual.
Esta caída en el consumo se registró a pesar de que también se redujeron las exportaciones, nada menos que un 15,6% en relación a los primeros cinco meses de 2017.
La caída en el nivel de actividad del sector avicultor fue decidida y adelantada hace tiempo por los propios referentes del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (Cepa), que además venían alertando sobre la pérdida de rentabilidad. El achique premeditado de la oferta de pollo, entonces, fue un recursos para enfrentar una serie de factores que conspiraban contra el negocio, como el incremento en el costo de la energía y el encarecimiento que tuvo la alimentación, primero por la quita de retenciones al maíz y la reducción en soja, y luego debido al impulso que tuvieron los precios en el mercado local por la caída en la cosecha de ambos granos.
Con un mercado interno castigado por la situación económica y mercados externos deprimidos, los empresarios concluyeron que la posibilidad de que mejoren los ingresos de los frigoríficos estaba ligada a la reducción de la oferta que intentaron en el arranque del año y que según los datos oficiales habrían comenzado a revertirse en mayo. En ese mes, en efecto, los datos se comienzan a acercar a los del mismo mes de 2017.
Ver Domenech: “Sobra un 12% de pollo y eso es lo que hay que achicar”
La estrategia al parecer resultó relativamente exitosa. La caída del consumo en más de 3 kilos anuales por persona ha sido una consecuencia de una mejoría de los precios internos. En rigor, los precios al público del pollo fueran los que registraron la mayor suba interanual entre las diferentes carnes. Según las estadísticas del IPCVA, el incremento en los valores de la carne aviar respecto de mayo del año pasado fue de 21%, cuando la carne vacuna aumentó 18%.
De todos modos sigue habiendo una brecha importante entre una y otra carne, ya que con 1 kilo de asado se pueden comprar 3,5 kilos de pollo entero, una relación que se sostiene desde 2015.