La producción ovina de la Patagonia atraviesa la época de las esquilas, y gracias al buen clima que hubo este año, se esperan rendimientos promedio por animal de entre 4 y 5 kilos de lana merina.
“Llegamos con los animales en buen estado gracias a que nevó bastante bien, lo que promete una primavera y verano bastante buenos”, explicó Leonardo Jones de la Federación de Rurales de Chubut.
El productor contó que dentro de un mes empiezan las pariciones, y todo hace pensar que las próximas señaladas de fin de año y los destetes que habrá hasta marzo, deberían ser mejores a los de los últimos años.
En la provincia de Chubut hay 3 millones de ovinos, y la productividad varía: La mayoría de los productores, -entre 3.200 y 3.400- logran un destete promedio del 62%. Hay regiones donde se puede llegar al 80%, y otras zonas donde el clima adverso hace caer esos números hasta el 50%.
Gracias al buen clima, Jones espera que se logren los mejores promedios históricos de cada región: “Eso es muy importante para que los productores puedan reponer sus stocks con hacienda, lo que se complicó en los años malos”.
Empero, si bien a nivel productivo la cuestión marcha bien, los problemas están en la economía: El desdoblamiento cambiario les pega de lleno a los productores y eleva el rendimiento de indiferencia, es decir, la producción que cubriría los costos totales del cultivo.
“Hay una crisis de rentabilidad por la falta de precios, la mala relación con los insumos, el avance de depredadores como el zorro y el puma, sumado al guanaco que compiten con la oveja por la alimentación”, de acuerdo a lo que explicó Jones.
El dirigente sureño indicó que esas variables llevan a una “decadencia del sector y a que las provincias pierdan stock y productores”. Además, Jones denunció que se está dando un proceso de cierre de campos en Santa Cruz, Chubut y algo en Río Negro.
Por las condiciones del suelo y del clima, la producción de ovejas es lo que mejor se adapta a la Patagonia, donde reina la raza Merino, es productora de lana que en su mayor parte se exporta al tipo de cambio oficial.
Con el ingreso que se logra, los productores no pueden hacer frente a los costos que aumentan con un dólar más cercano a los financieros, mientras la lana se vende al que marca la pizarra del Banco Nación.
Jones contó también: “Para vivir y cubrir los costos directos, se requieren de 3.500 ovejas. Para tener algo de rentabilidad se necesitan entre 4.500 y 5.000. El 90% de los productores de Chubut tiene menos de 3.500 animales, y con ese rendimiento promedio, no alcanza la lana para llegar a la esquila del año que viene”.
Como si fuera poco, el especialista explicó que ese rendimiento bajaría si se modificara la situación cambiaria que los lleva a vender el producto a un dólar atrasado, respecto del que rige para los costos productivos y de vida.
“Un tipo de cambio mayor nos mejora el ingreso, la relación con los costos y calma la angustia. Si no se corrige eso, las demás medidas que se tomen no cambiarán la realidad el productor”, indicó.
El dirigente patagónico además se refirió al plan Nacional de Manejo del Guanaco: “Tiene buenas voluntades, pero hacen falta decisiones más importantes a la hora de poder hacerlo factible. Está lleno de ideas novedosas de aprovechamiento de la carne que son difíciles de implementar. Hace falta bajar a la realidad muchas de esas ideas”.
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Según Jones la política y el sector privado no acercan posiciones y se miran con recelo. “Nos miran como si no quisiéramos al guanaco y nosotros vemos a la otra parte como que quiere guanacos por todos lados. No nos podemos encontrar en el medio, cuando podría ser una cadena productiva por la fibra y la carne que tiene”.