Leonardo Jones es ingeniero agrónomo, productor y presidente de la Sociedad Rural de Esquel. Desde su lugar, nos cuenta, piensa a diario cómo acortar la distancia entre el campo y la ciudad.
-¿Por qué hay tantos Jones en la Patagonia?
-Es que en verdad hay dos orígenes: en Bariloche se encuentran los descendientes de Jarred Jones, un norteamericano que pobló la naciente del Limay allá por 1890, y por otra parte, nosotros, los Jones de Chubut, que descendemos de los colonos venidos de Gales en 1865, que poblaron el Valle Inferior del Río Chubut (hoy Gaiman, Trelew, Dolavon, 28 de Julio, etc.), el Valle de Sarmiento al sur de la provincia, y el Valle 16 de Octubre en la cordillera, hoy Esquel y Trevelin, donde vivo yo. Somos muchos los Jones descendientes de galeses porque el apellido es muy común en Gales y por lo tanto muchos de los inmigrantes eran Jones.
-Usted es productor agropecuario y músico. ¿Qué produce?
-Trabajo el campo de nuestra familia que está dedicado a la ganadería bovina de ciclo completo. Hacemos la cría en campo natural y terminamos nuestros propios novillos, sumado a novillos de terceros con un esquema de capitalización. Hacemos agricultura para generar el 90% del alimento de la recría y el engorde, y el 10% restante es proteína que compramos en la zona de Bahía Blanca, a 1.400 kilómetros de distancia.
-¿Es cierto que compone?
-La música es parte central de la vida de nuestra familia desde antes de venir de Gales. En nuestra familia hay músicos, poetas, directores de coro, compositores, recitadores. Yo soy uno de ellos. Desde hace algunos años con mi hermano Alejandro conformamos El Surco Dúo con un repertorio compuesto enteramente por nosotros dos. Yo compuse durante los años de universidad y luego las ocupaciones de la vida no le han dado lugar a la inspiración para seguirlo haciendo.
-¿Qué es “ser patagónico” para usted?
-Es una pregunta difícil. Yo siento que soy de una región del país que ha sido siempre bastante relegada, principalmente por los decisores de política nacional.
-¿Cuáles son los principales problemas y ventajas del productor ovino en su zona?
-Los problemas son varios. No existe infraestructura que permita que una familia pueda crecer en el campo, no hay servicios que garanticen que un productor, como en otros países ovejeros, viva con su familia en el campo y tenga a mano servicios de educación, salud y comunicación adecuados. La enorme mayoría de las familias de campo terminan desmembradas, quedando el hombre en el campo, y la mujer e hijos migrando a los pueblos o ciudades. Para mi ese, junto con la falta de seguridad jurídica, es por lejos el principal problema del sector productivo de la Patagonia.
-¿Hay más?
-Sí: hay otros problemas que se suman y ponen en jaque a los productores. La falta de rentabilidad es uno de ellos. Para tener rentabilidad hay que tener más de 3.500 animales y solo el 10% de los productores tiene esa cantidad. Los predadores -como el zorro, el perro, el jabalí y el puma- constituyen también un problema enorme que genera pérdidas durante todo el año. Y por supuesto que el clima también está dentro de los factores que afectan permanentemente a la producción.
-¿Cómo es la convivencia con la comunidad mapuche? ¿Tienen actividades productivas compartidas?
-Los descendientes de mapuche son parte de la sociedad, de la misma manera que lo somos los descendientes de galeses o los descendientes de cualquier otro origen. Convivimos permanentemente en todas las actividades de nuestras comunidades. Existe sin embargo un grupo de gente, algunos con descendencia mapuche y otros no, que intentan desde hace algunos años la creación de un Estado mapuche sobre territorio argentino y chileno, y lo hacen con proclamas violentas, usurpando campos privados y públicos, quemando casas, torturando a trabajadores rurales, quemando camiones en las rutas, y tapándose las caras. Se necesita una definición clara desde los gobiernos nacional y provincial a fin de poner fin a una escalada de violencia que ya ha generado muertos, además de miedo.
-¿Vendría a vivir a Buenos Aires?
-No, salvo que fuera por alguna necesidad que hoy no puedo imaginar. Así como tampoco imagino necesidad que me lleve a dejar de vivir en Trevelin para irme a vivir a otro lugar distinto de Buenos Aires. Siento un arraigo tan profundo con esta tierra y con este sitio… Seguramente tiene que ver el enorme sacrificio que hicieron mis ancestros para hacer de este lugar un sitio donde vivir en libertad. Les costó muchísimo, y creo que ése legado es el que para bien o para mal (estoy convencido de que es para bien) me ata la vida a este lugar.
-Se dice mucho que hay una “grieta” entre el habitante rural y el de ciudad. ¿Cree que es así?
-Creo que la distancia está dada por los que entienden y los que no entienden lo que significa sembrar una semilla y hacer todo lo posible para que esa semilla se transforme en cosecha. Entre este concepto y el concepto del sueldo fijo a fin de mes hay un universo de distancia real, que además ha sido fogoneada para fines políticos desde las dirigencias desde hace décadas. Sinceramente no sé por dónde va el camino para vencer esa distancia y le aseguro que es un tema en el que pienso todo el tiempo.
Un gran reconocimiento a las palabras de Leonardo, con las que coincido al 100 %. El despoblamiento o desierto social que existe en las inmensidades de los campos se debe en buena medida a la inexistencia de proyectos políticos de desarrollo del país para crear infraestructura que permita el arraigo de las familias en el ámbito rural.
Totalmente de acuerdo, no existe una planificación a mediano o largo plazo… Es mucha la brecha que existe entre la ruralidad y las urbes… No existe proyección…. Difícil con los políticos que hemos tenido en la provincia últimamente también… Pero ya vendrán tiempos mejores….