La alta faena de los primeros meses del año permite un mayor abastecimiento de carne vacuna al mercado local, que además ofrece precios retrasados respecto de la inflación.
La producción de carne viene creciendo como consecuencia de la liquidación de stocks y no por más eficiencia ganadera. Por eso consumo promedio por habitante llegó a los 56 kilos en marzo, según datos oficiales, y habría sido todavía mayor en abril, ya que las ventas a los frigoríficos aumentaron.
La oferta seguirá alta en los meses que vienen. Desde junio comenzará a caer la presencia de vacas en las playas de faena para dar lugar a los animales que se están terminando en los feedlots.
De acuerdo con la secretaría de Agricultura, otros 46 kilos anuales per cápita se consumen de carne de pollo, además de 16 kilos adicionales de carne porcina. Las cuentas los privados difieren en algo.
En el caso del sector avícola, las empresas dicen que hay que contemplar a las producciones de tránsito provincial que no controla el Senasa y que eso eleva el promedio un par de kilos más. En el sector porcino dicen que según los datos de consumo de insumos, su promedio llega a casi 20 kilos anuales.
Tomando como referencia los datos oficiales, el total de consumo de las tres carnes juntas asciende a nada menos que 118 kilos, a los que se agregan 2 de carne ovina.
Si contemplamos las cuentas del sector privado en promedio se acercaría a los 125 kilos, y resulta ser de los más altos de la historia.
La otra forma de calcular el consumo es midiendo el gasto de cada argentino en este tipo de carnes.
El IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna) infomó en marzo un precio promedio de 1.825 pesos por kilo de carne de bovino. Si se anualiza ese valor por los 56 kilos que se supone comerá cada ciudadadno este año, el gasto total sería de 102.000 pesos.
El consumo de carne aviar es sólo 10% inferior al de carne vacuna, pero el gasto en este tipo de carne es mucho más bajo. Si la referencia son los 600 pesos por kilo que informa el propio IPCVA, la suma anual ascendería a 26.000 pesos. Mientras tanto, para la carne porcina el gasto sería de 24.000 pesos.
En definitiva, el dinero que el ciudadano está dispuesto a “invertir” en los dos productos alternativos a la carne vacuna es la mitad de lo que destina a ese rubro. Esta situación da cuenta de que sus preferencias siguen intactas y que los cambios en los hábitos de consumo tienen que ver más con su economía en crisis que otra cosa.
No está demás destacar que los precios de la carne vacuna atrasan y mucho respecto de la inflación y que además es la carne que menos aumentó de las tres en pugna. En el mostrador la vacuna tuvo una actualización del 86%, la de pollo de 120% y la de cerdos 87% entre marzo de 2022 y marzo de este año.