El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) comenzó a difundir el mensaje de que la carne y otros alimentos no son transmisores de Covid-19. Parece, para los argentinos, una obviedad. Aquí en estos largos meses de pandemia y cuarentena, nadie dejó de comprar carne por miedo a esa enfermedad. Y si cayó algo el consumo fue solo por la fuerte caída del poder adquisitivo. Miedo a la pobreza y no al virus.
Mirá lo que preparó el IPCVA para llevar tranquilidad a la población:
Pero si aquí nadie tiene temor y seguimos comiendo toda la carne que podemos… ¿Para qué sirve ese mensaje?
Un informe del Mercado Ganadero de Rosario (Rosgan) nos aporta la respuesta: la culpa es de China, que comenzó a efectur esos controles y hasta a suspender plantas de faena por culpa del Covid, aún sin evidencia científica para hacerlo.
“En medio de esta crisis sanitaria todo control tiende a ser justificado. A partir de mediados de junio, tras detectar un rebrote de coronavirus en el mayor mercado mayorista de Pekín, China endureció fuertemente los controles de ingreso de todo producto destinado al consumo humano”, indicó.
En efecto, desde el gobierno chino comenzó a exigirse a todos los importadores de alimentos que certifiquen que sus productos estén libres de Covid-19. Para el Rosgan se trata de una medida más que cuestionable: “La realidad es que al momento no existe evidencia científica de que el virus pueda ser transmitido a través de los alimentos, sin embargo, la exigencia es la realidad”.
Cuenta este informe que “el servicio sanitario chino además de los controles que realiza sobre la mercadería en destino, ha implementado una serie de auditorías remotas a empresas exportadoras a fin de controlar mediante videoconferencia, todo el proceso de producción y los protocolos de seguridad llevados a cabo por cada frigorífico”. Por lo visto, todo un chino.
Como sea, desde fines de junio China ya suspendió más de 20 plantas de proveedores del extranjero que procesan carne de cerdo, carne vacuna y de aves. Aquí, para evitar esa sanción, se han autoexcluído ocho plantas de los tres tipos, ya que tuvieron algún caso de coronavirus entre su personal.
En Brasil, mientras tanto, los casos más resonantes dentro de la industria fueron las suspensiones de dos plantas pertenecientes a BRF y JBS, dos de los mayores procesadores de carne aviar y vacuna a nivel mundial. Al momento ya son ocho las plantas suspendidas en Brasil mientras que 12 que se encuentran bajo estudio, en momentos en que ese país que tiene la segunda tasa de infección por coronavirus más alta del mundo.
En América del Norte sucedió la suspensión de una planta de Cargill en Canadá y una planta avícola de Tyson en los Estados Unidos.
Explican los analistas del Rosgan que en un primer momento “esta situación que en un comienzo generaba cierta expectativa en la industria argentina ante la menor competencia que dejaría para abastecer al mercado chino, no tardó en afectar también a nuestro país”. De allí que las aclaraciones realizadas por el IPCVA sean por lo menos pertinentes
Pero si no hay peligro de contagio… ¿por qué aceptar que China haga lo que quiera con este asunto?
Bueno, porque es el mayor importador mundial de carne y en el caso de la Argentina la dependencia con ese mercado ha crecido a niveles asombrosos.
Precisa el Rosgan: “De acuerdo a datos publicados por la misma Aduana china, en los primeros seis meses del año ingresaron al país unos 4,75 millones de toneladas de carne, un 73,5% más que en el mismo período del año anterior. De ese total, casi un millón de toneladas fueron de carne vacuna, lo que marca un aumento del 43% interanual”. Es ese, sobre todo, el negocio que no se puede dar el lujo de descuidar la Argentina.
Se estima que el comercio, más allá de estos controles adicionales e injustificados, seguirá creciendo en lo que resta del año. El documento habla de importaciones totales de carne de China que crecerían un 52% anual alcanzando los 7,9 millones de toneladas, de los cuales 4,4 millones corresponden a carne de cerdo (+80%), 2,6 millones a carne vacuna (+19%) y unas 900 mil toneladas a carne aviar (+59%).
Esas 2,6 millones de toneladas de carne vacuna es lo mismo que consume la Argentina en todo un año.
Hay cierto temor a que China pueda frenar algo sus compras en la segunda mitad de 2020.Y eso va ” en línea con las expectativas de desaceleración que alerta la industria para los próximos meses, la cual podría profundizarse en caso de extenderse o bien endurecerse los controles. Este temor se funda tanto en la menor oferta transitoria que puede generar esta certificación de ‘Covid free’ exigida a los frigoríficos como también en las demoras generadas por los exhaustivos controles que se siguen realizando, una vez arribada la mercadería a destino”.
En ese sentido, el Rosgan citó informes de las principales compañías navieras, que “reportan importantes retrasos en la descarga de alimentos refrigerados y congelados que llegan a este destino, ya que las autoridades chinas continúan testeando rigurosamente los productos alimenticios importados contra Covid-19, generando elevados recargos por congestión de buques”.
Datos más concretos: Algunos puertos chinos han elevado sus tiempos de descarga de 3 a 4 días a 10 u 11 días, producto de las pruebas de Covid.
“Sin dudas toda esta situación tendrá su efecto en precios. La menor cantidad de operadores activos producto de las suspensiones temporales de plantas y las demoras logísticas ocasionadas por los controles en destino –a lo que ocasionalmente se suman las disrupciones generadas por las recientes inundaciones- llevará, y de hecho ya está llevando, a afirmar lentamente los valores de compra”, explicó el análisis.
Por ahora China es el único país en exigir estos controles, pues ya se dijo que “no existe evidencia científica” que lso justifique. “Sin embargo, más allá de la racionalidad de estas medias, siendo China el principal comprador de carnes del mundo, todos los proveedores intentan rápidamente allanarse a estas exigencias a fin de no discontinuar la comercialización”, explica el Rosgan.
Eso lleva a los operadores del mercado de carnes rosarino a la siguiente conclusión. “Por el momento, todo indicaría que se trata de una estrategia de control que, más allá de la cuestión sanitaria, busca generar un entorno bajo el cual poder negociar mejores condiciones contractuales”.
“La dualidad de esta estrategia radica en los extra costos que ello genera y su impacto en precios, algo que el gobierno chino no permitirá. El punto es que si China logra controlar los precios, manteniendo estas estrictas barreras sanitarias, su accionar podría sentar un fuerte precedente en el comercio mundial de la post pandemia”, fue la triste conclusión.
Es una barrera para arancelria. Te puden pedir lo que se les antoje porque saben que son un gran mercado al que todos quieren acceder. Saben que son una demanda fuertisima. Mañana te quieren pedir que haya una declaracion jurada de que las vacas fueron criadas en campo donde hubiera para rayos y te lo piden.
Y si no te gusta o no cumplis no te compran. Simple. Son bastante complicados los chinos. Dentro de su pais la normativa casi no se cumple, pero para afuera son tremendos exigentes.