Mercedes “Mechi” Resch también forma parte del grupo de Cambio Rural Las Cortaderas, que se dedica a brindar servicios de turismo rural en el partido de Coronel Suárez. En su caso, ella cuenta que al principio se resistió a entrar, porque no quería envilecer con dinero lo que ella había decidido ofrecer de corazón a los chicos de su pueblo, de Cura Malal. Hasta que un día entendió que esa poca plata que podía recaudar del turismo le serviría para llevar a cabo mejor su cometido.
En su casa de Cura Malal (que en araucano significa “corral de piedra”) entran varias veces a la semana los chicos del pueblo a practicar danzas folclóricas y a participar de algunos talleres de arte. El pueblo, que en otros tiempos fue el caserío de una populosa estancia, tiene ahora menos de 100 habitantes. Mercedes nació en el lugar, pero luego se marchó. Hace unos años volvió con ganas de que perduraran. Ella, su gente y su pueblo.
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Cura Malal quedó grande para sus vecinos: hay más construcciones de las que hacen falta. Mucho espacio vacío. Mechi cuenta que “el pueblo tuvo un periodo muy esplendoroso y llegó a tener mil habitantes. En el último censo de 2010 dio 94 habitantes. La explicación viene porque antes una estancia contrataba 100 empleados y sus familias, como en el caso de mis padres, podían llegar a tener diez hijos. Cuando se empieza a tecnificar todo, se necesitan menos trabajadores y la gente tiende a irse a la ciudad”.
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Ella, educadora, maestra, decidió volver y quedarse junto a su madre Raimunda. Con el correr de los años, decidió abrir un centro cultural que solamente los viernes, a partir de las siete, funciona además como una pulpería. Se llama “La Tranca”.
La primera vez que entramos en el lugar sonaba de fondo un disco de José Larralde, nativo en Huanguelén, otro pueblo de esta región sureña. Esa misma noche era viernes y volvimos a entrar: las guitarras sonaban en vivo e iban cambiando de mano en mano, de cantor en cantor. Entre ellos, casi seguro, había varios de los mejores jinetes de la Argentina.
Mechi está tan estrechamente vinculada a Cura Malal que hasta se puso a trabajar para que su pueblo tuviera un día de cumpleaños, porque antes no tenía. Averiguaron y descubrieron que el primer loteo en la zona se realizó el 17 de septiembre de 1905. A partir de allí se decidió todos festejar todos los años, con una exhibición abierta de danzas y otros festejos.