Guillermo Moreno, en su época de esplendor, era un especialista en congelar los precios de ciertos alimentos de consumo popular, y la yerba mate era uno de ellos. Cuando sus “precios máximos” no aguantaban más, lo cual era frecuente en un país con alta inflación, Moreno solía pelearse con los productores de la infusión y hasta llamó a alguno de ellos como “polaco pata sucia”. Pero hasta ahí llegó. Nunca Moreno se animó a reclamar una baja de precios al productor.
Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo Productivo y el jefe de Paula Español, la actual secretaria de Comercio Interior, aparece este viernes en muchas crónicas periodísticas hablando del precio de la yerba. Fuentes ligadas a la producción yerbatera lo acusan de haber reclamado una rebaja de los precios pagados al productor. Como dijimos, ni Moreno en su mejor época se animó a tanto.
El único dato verificable es que Kulfas mantuvo una videoconferencia con el gobernador Oscar Herrera Ahuad, en la que efectivamente se habló del precio de la yerba. Pero según los voceros de su Ministerio no es cierto que el ministro haya pedido una rebaja al productor. Según la versión oficial, lo que sucedió es que reclamó que los distintos eslabones de la cadena “se pongan de acuerdo” para “frenar el aumento de la materia prima”.
Es que los precios mayoristas de la yerba mate subieron repentinamente entre 45% y 50% en los últimos tres meses, complicando los planes oficiales para mantener congelados los valores al consumidor. Ya veremos las explicaciones. Pero Kulfas y Español están nerviosos por esto.
Vamos por partes, diría Jack el destripador:
La yerba mate es cosechada solo en Misiones y el norte de Corrientes. Hay empresas muy grandes pero también gran cantidad de productores muy pequeños, unos 15 mil en total, que tienen unas pocas hectáreas con yerbales y practican una agricultura de subsistencia. En Misiones, esa actividad productiva es una economía social.
Por eso decimos que hasta aquí nadie se había animado, ni siquiera Moreno, a pedir una rebaja de los valores pagados al productor.
Tanto es así que el valor de la materia prima para nuestra bebida más popular es el único regulado en todo el universo agropecuario argentino: se fija el precio de la hoja verde que cosecha el colono y también el precio de la yerba mate canchada, que es el producto luego de su primer proceso industrial, el secado para quitarle la humedad y poder conservarla y estacionarla (foto).
Desde 2002, luego de una fuerte crisis en esa economía regional, por Ley Nacional el precio al productor lo define cada seis meses el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), que está integrado por todos los actores de la cadena. El gobernador no puede decidir nada solo, aunque tiene allí sus representantes. Los valores tienen que ser decididos por unanimidad y si eso no sucede (muchas veces no sucede) el que debe laudar y fijar un precio es el Ministerio de Agricultura. No la cartera de Producción que ahora dirige Kulfas. En base a cálculos del INTA, define Agricultura.
¿Y por qué se mete ahora Kulfas? Porque de su cartera sí depende el programa de precios máximos, que custodia Español. A ambos funcionarios le deben estar calentando todo el día los oídos las empresas que venden yerba mate y que desde hace varias semanas se quejan de que no pueden sostener los precios al público que se congelaron a los valores que tenían el 6 de marzo, antes del inicio de la cuarentena. La queja empresaria es parecida a la que otrora atormentaba a Guillermo Moreno.
La mayor parte de las marcas están incluidas en los listados que controla Paula Español, y se deben vender al público en un rango de precios que va de 210 a 270 pesos por kilo. Amanda, Mañanita, Cruz Malta, Nobleza Gaucha, Taragüí, Playadito, Rosamonte, Unión y otras parecen muchas marcas. Pero los molinos yerbateros con llegada a Buenos Aires no son tantos. Más bien son pocos los que controlan el gran mercado.
A Kulfas, en realidad, no le interesa mucho lo que suceda con los productores, no es materia de su incumbencia. Sí le importan los consumidores y el precio final del producto. De todos modos, sus voceros aclararon a Bichos de Campo que ni loco el ministro pediría una rebaja del precio al productor.
Esta semana, el Gobierno prorrogó los precios máximos hasta el 30 de agosto, incluidos los de la yerba. Pero en situaciones especiales prometió negociar “caso por caso”. Por eso Kulfas participó de la conferencia donde dicen que dijo lo que él dice no haber dicho. El de la yerba es un caso especial.
Los molineros (que muelen, estacionan y fraccionan la yerba mate canchada) le vienen diciendo a Kulfas y Español que no pueden sostener el precio final de la yerba, que como ya dijimos está en un rango de entre 210 y 270 pesos por kilo. Y es que a ellos todo les aumentó, empezando por la materia prima.
La última vez que los precios de la yerba al productor subieron fue en marzo, casi cuando arrancaba la cuarentena y el listado de precios máximos. Por decisión consensuada del INYM los valores de la materia prima se elevaron cerca de un 30%. La hoja verde (que es la que entrega el colono misionero) debía pagarse a 20 pesos por kilo. Y la yerba canchada, que es la que sale de los secaderos hacia los molinos, debía pagarse a 76 pesos por kilo.
Hasta ahí todo bien. Usualmente se estima que entre el secadero (yerba canchada) y el molino (que estacionan la yerba al menos 12 meses) un margen adecuado es del 100%, por lo que el valor teórico de salida al mercado debería rondar los 150 pesos. Más impuestos, logística y margen de la cadena comercial, también parecía adecuado el valor de venta al público establecido para las diferentes marcas en el Programa de precios máximos.
El problema es que la yerba siguió aumentando desde marzo para acá. Y aumentó mucho, ubicándose muy por arriba del precio oficial fijado por el INYM. Es una situación inédita en la historia de este mercado regulado, donde en general el problema era hacer cumplir los valores oficiales que debían pagarse al productor.
Lo cierto es que la hoja verde que el colono debía cobrar 20 pesos ahora llegó a valer entre 31 y 33 pesos por kilo. Y que el kilo de yerba canchada que por definición del INYM debería valer 76 pesos, de buenas a primeras pasó a costar 110/120 pesos. Como ya dijimos, el aumento por sobre el precio oficial llegó al 45/50%.
En este punto, huelga darle gran partes de la razón a las empresas molineras que tienen en la otra punta los precios congelados. Se quejan frente a Kulfas porque ellos siguen vendiendo a unos 250 pesos promedio el paquete de kilo de yerba que debería costar 350 pesos si uno aplicara los márgenes tradicionales de toda la cadena productiva.
Cómo es el largo proceso para que nosotros podamos tomar un mate
Le preguntamos a Carlos Vedoya Recio, uno de los grande periodistas agropecuarios de Misiones, por qué subió tanto la materia prima.
-No hay yerba -resumió.
Luego amplió: “Se juntaron varios fenómenos. Esto es producto de dos o tres temporadas con una merma de productividad de yerbales viejos, con suelos de estructura degradada. Por otro lado debido al coronavirus hubo escasez de tareferos, la mano de obra, para levantar la zafra, y eso incidió parcialmente en la fijación del precio. También están previendo un incremento en los volúmenes de consumo. En realidad, los que compran hoja verde para este año están pensando para que el año que viene (deben estacionarla al menos 12 meses) y suponen que va a ser mejor”.
Encerrados como estamos, y con los precios al público congelados desde marzo, los argentinos estamos manteniendo un elevado consumo de nuestra infusión más popular. Los despachos al mercado interno se han sostenido en los primeros cinco meses del año en niveles semejantes (casi 111 millones de kilos de paquetes) a los de 2019, que fue un año récord. Las exportaciones también marchan bien. La demanda es robusta.
Menor oferta y más demanda, la combinación soñada para cualquier productor de bienes, salvo que tengan los precios pisados por el Estado.
Por eso Kulfas pidió lo que él dice que pidió (un acuerdo entre los eslabones industriales del negocio yerbatero) mientras los misioneros suponen que pidió otra cosa (una rebaja de los precios al productor).
Sergio Delapierre, que representa a los secadores en el directorio del INYM, sostuvo: “Kulfas está muy disgustado con el INYM y amenazó con recurrir a la ley de Abastecimiento si no se baja el precio al productor. Esa medida automáticamente suprime la mercadería de exportación y la vuelca al mercado interno para bajar los precios”.
¿Cómo termina esta historia?
En 2012, cuando Guillermo Moreno llamaba “polacos pata sucia” a los productores de yerba y éstos cortaban las rutas reclamando cobrar un mejor precio, el ex gobernador de Misiones, Maurice Closs, desafió públicamente al gobierno nacional. Dijo: “Me cuesta entender que los tareferos reciban un precio bajo para que en Buenos Aires se tome mate barato”.
Todo dicho. Tomá mate.
Si en la época en que se pagaban a los productores precios por debajo del oficial el INYM no controlaba el cumplimiento y tampoco controla ahora que se pagan precios por encima del establecido, entonces ¿para que sirve el INYM? ¿No será el momento de admitir que la regulación del mercado es un fracaso?