De acuerdo con el informe de costos regionales que elabora el INTA y que publicó el Observatorio de la cadena Láctea Argentina (OCLA), en mayo el precio pagado por las industrias fue de 45,8 pesos. El costo de producción en cambio fue de 46,60, pero el precio de equilibrio que contempla el costo de oportunidad al capital invertido de 53,5 pesos.
En definitiva, entre el ingreso que se obtiene por cada litro vendido y el valor que deberían percibir para retribuir la inversión, y no escapar del sistema en busca de otras alternativas, tiene una brecha cada vez más amplia.
Según ese mismo informe, el tambero debería cobrar 17% más para alcanzar el valor de equilibrio.
Marcelo Aimaro, dirigente de la Mesa de Productores de Santa Fe, dijo a Bichos de Campo que estas brechas “impiden el crecimiento productivo y llevan a que los tambos más chicos salgan del sistema”.
A continuación señaló que “aumentaron fuerte los combustibles, fertilizantes y en los meses pasados los cereales, también se encareció el rollo de alfalfa que en nuestra zona se paga por encima de los 10.000 pesos”.
En tanto desde el OCLA indicaron que el “costo de producción promedio subió en mayo de 2022 un 4,2% respecto al mes anterior, un 33,9% en los primeros cinco meses del año y llegó a un 60,8% la variación anual”, cuando el precio de la leche aumentó poco más de 50% en forma interanual.
El incremento en los costos se dio en “concentrados, fertilizantes, agroquímicos y combustibles entre otros. En la variación anual (may22/may21) el costo se ubica en igual situación que la suba inflacionaria (IPC) y 8 puntos porcentuales por encima del precio recibido” por los productores y por las industrias de parte de los eslabones comerciales. El valor pagado a la salida de fábrica aumentó 53%, en línea con la suba que tuvieron los tambos.
Los números dan mal para toda la cadena pero el que más lo sufre es el tambero, y en particular el más chico que también se ve afectado por la sequía que complica la productividad de las vacas. La pérdida entonces es doble: se cobra por debajo de los costos, a la vez que cae el nivel de eficiencia de los tambos.
Aimaro alertó: “Las perspectivas no son buenas, el que más pierde en la cadena es el productor y no veo que esto vaya a cambiar este año”.