Este mes de julio se inicia con noticias complicadas de contar en Entre Ríos, que de alguna manera reflejan el impacto de lo acontecido en el sector lechero durante el último año en todo el país.
A partir de un informe difundido por la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos y luego del cierre de las cifras de la reciente vacunación contra la fiebre aftosa, se concluyó que hay 624 establecimientos que se desempeñan como tambos, registrándose así 49 establecimientos menos que en el mismo período de 2023, pero con 247 de diferencia negativa respecto a 2015.
Fue entonces que los tres años de sequía, los sucesivos dólares soja, las diferencias cambiarias y los valores irregulares entre el precio de la materia prima y los costos de producción han influido de manera contundente en la continuidad de muchas de las unidades productivas, sumado esto a la caída de los valores internacionales para los lácteos, donde también entra en juego la variable de la continuidad familiar en la actividad.
Según el agrónomo Norberto Ferrari, productor tambero y referente de la Mesa de Lechería de FARER y de Confederaciones Rurales Argentinas, la lechería local “abastece el consumo interno desde hace más de 20 años y desde aquel momento no tiene medidas estratégicas desde el Estado, por lo tanto, se ha transformado en una cadena agroalimentaria coyuntural y sin planificación”.
Además del cierre de tambos, lo que se reflejó con la vacunación fue la reducción drástica en los rodeos lecheros. El recorte está en el orden del18%, pasando de 84.187 vacas en producción en toda la provincia, a 69.405 vacas, perdiéndose 14.782 ejemplares en edad productiva.
“En las anteriores crisis se venían perdiendo tambos, pero los animales se sostenían en los establecimientos que sobrevivían. En esta oportunidad, salieron del sistema productivo tambos y vacas en producción en un porcentaje mucho mayor. Otro dato que restó en esta ecuación, es la categoría vaquillona que cayó un 11%, dato menor al de las vacas en producción, pero que no garantiza un crecimiento para los próximos años”.
En el repaso por regiones de esta situación es que los departamentos de Gualeguaychú y Paraná es donde se tuvieron las mayores pérdidas con 12 establecimientos en el primero y 11 en el segundo, continuando el recorte de establecimientos con nueve unidades en Nogoyá, uno de los principales ejes de la actividad en Entre Ríos, siete menos en Tala, Diamante y La Paz con tres menos cada uno, dos cierres en Victoria y un tambo menos en el departamento Uruguay y otro en Villaguay.
“Estos números reflejan una necesidad de cambio en la mirada de la cadena. Lo primero que tiene que ver la nueva gestión es el potencial de la misma, ya que se ha demostrado que en buenos momentos productivos se llegó a producir el 50% más que el consumo interno y esto es una entrada de divisas para nuestro país, por lo tanto, el crecimiento de la misma es entrada directa de dólares a la caja nacional”, sostuvo Ferrari.
En tanto, el eslabón comercial tienen en tierras entrerrianas una situación bastante endeble con el 50% del uso de la capacidad instalada.