La producción de carne porcina crece de forma ininterrumpida desde hace 21 año. En 2024 se produjeron 785.000 toneladas, lo que significa un aumento de 400% respecto del piso que se dio en 2003. Desde entonces el sector no paró de crecer en base a fuertes inversiones y a la mejora genética, de nutrición y de manejo en los criadores.
Esta mayor oferta permitió elevar el consumo interno de 5 kilos a los actuales casi 18 kilos, según los datos de la Secretaría de Agricultura.
A pesar de haber demostrado con creces lo que puede aportar el sector, las autoridades de los diferentes gobierno no atendieron nunca un viejo reclamo de los empresarios: unificar las alícuotas de IVA en la cadena para que nos les quede saldo a favor que deben computar como un costo. Ese dinero que no vuelve a las empresas limita las inversiones, ya que por cada desembolso que se hace es mayor lo que queda retenido en las arcas públicas.

Pareciera que ese perjuicio a los privados no es suficiente. Y por eso los funcionarios se empecinan en hacer de la actividad, como de tantas otras, una carrera de obstáculos. En este escenario, se dispara el ingenio de las empresas para superarlos, aunque esto ralentiza su crecimiento.
Hay obstáculos para exportar y por eso este año las ventas al extranjero cayeron a tan solo 1.700 toneladas. Según los datos aportados por el consultor Juan Uccelli en octubre se exportaron 1059 toneladas.
“La cifra es un 30.5% inferior al mes anterior y un 25.1% inferior en la comparación con octubre del año pasado. La carne representó el 22.5% del total. Si bien hay un mejor tipo de cambio, el triste costo argentino y la incertidumbre no llega a generar un verdadero aumento, a pesar que hay gente haciendo el esfuerzo”, indicó el analista.
En tanto, entre enero y octubre de este año se exportaron 10.000 toneladas, un 20% más que en el acumulado de los mismos meses de 2024, que también había sido paupérrimo en materia exportadora.
Las empresas porcinas, a su vez, deben competir en el mercado interno con una gran cantidad de carne que el gobierno permite que entre desde Brasil donde hay mejor condiciones de competitividad, no solo por razones económicas y financieras sino también por el uso de promotores de crecimiento. La Ractopamina, habilitada allí para la producción, mejora en 5% la conversión de alimento en carne.
Lo que más ingresa desde Brasil son bondiolas, el corte más demandado a nivel interno. Esto deprime su valor y complica la integración de la media res a nivel local.
Según Uccelli, en octubre se importaron 3.720 toneladas (casi cuatro veces las exportaciones), lo que representa un aumento de 25% con relación al mismo mes del año pasado.
En lo que va del año las importaciones suman 46.200 toneladas y de continuar a este ritmo se alcanzarían las 53.000 en todo 2025, superando por poco el récord anterior, que data de 2011.





