Fonterra Co-operative Group Limited es la mayor empresa de Nueva Zelanda y una de las principales productoras de lácteos del mundo. Surgió en 2001 a partir de la fusión de New Zealand Dairy Group, Kiwi Co-operative Dairies y el histórico New Zealand Dairy Board, organismo que durante décadas concentró las exportaciones lácteas del país.
Su nombre, derivado del latín fons de terra, “manantial de la tierra”, simboliza la unión entre el territorio neozelandés y la industria que le dio identidad económica. Desde entonces, Fonterra se transformó en el corazón de la lechería neozelandesa, una cooperativa que reúne a unos 8.000 productores que en conjunto aportan cerca del 95% de toda la leche que se produce en Nueva Zelanda y que abastecen con sus productos a más de 100 mercados internacionales.

La estructura de Fonterra combina integración y escala: los socios son a la vez dueños y proveedores, y la empresa centraliza la recolección, el procesamiento y la exportación de la leche. En la campaña 2024/25 la cooperativa acopió el equivalente a unos 19.000 millones de litros de leche, un aumento del 2,6% respecto del año anterior.
Esa materia prima se procesa en 29 plantas industriales distribuidas a lo largo del país y donde se transforma en leche en polvo, proteínas, manteca, crema, mozzarella y otros ingredientes de alto valor. Fonterra emplea a más de 15.000 personas y mantiene operaciones comerciales en Asia, Medio Oriente, África, Europa y América del Norte.

El ejercicio fiscal 2025 fue uno de los más sólidos de su historia reciente. La cooperativa registró ingresos por 26.000 millones de dólares neozelandeses (unos 15.000 millones de dólares norteamericanos), lo que marcó un incremento del 15% interanual, y dejó un beneficio operativo de 1.000 millones dólares, 13% más que en 2024. Finalmente, la ganancia neta después de impuestos alcanzó 620 millones de dólares.
En el mismo período, Fonterra distribuyó 9.400 millones de dólares en retornos totales a sus socios, un 30% más que el año previo. De ese monto, 8.900 millones correspondieron a pagos por leche, determinados por el precio de referencia que la cooperativa fija cada temporada, conocido en Nueva Zelanda como Farmgate Milk Price. En 2024/25 fue de NZ$ 10,16 por kilo de sólidos lácteos, equivalente a unos 0,50 dólar por litro de leche cruda. A eso se sumaron 530 millones de dólares en dividendos, con una remuneración final de 57 centavos por acción, el máximo permitido por su política.

En agosto de 2025, Fonterra anunció un acuerdo para vender su negocio global de consumo y marcas minoristas, agrupado bajo la unidad Mainland Group, al grupo francés Lactalis, por 2.400 millones de dólares. Esa división incluía operaciones en Oceanía, Asia, África y Medio Oriente, donde la cooperativa comercializaba productos terminados como leche, manteca, yogures y quesos bajo marcas como Anchor y Mainland.
La transacción, aprobada en octubre pasado por el 88% de los socios, implica el cierre definitivo del capítulo de Fonterra en el negocio de productos en góndola. Con esa venta, la cooperativa deja de operar marcas propias de consumo masivo y pasa a funcionar como una empresa 100% B2B (business to business), enfocada en el abastecimiento de ingredientes lácteos, proteínas y soluciones para la industria alimentaria y el canal gastronómico. Parte de los fondos, unos 1.800 millones de dólares, se destinarán a un retorno de capital para los productores, y el resto financiará nuevas inversiones industriales e innovación.

En paralelo, Fonterra ejecuta un plan de inversión por 580 millones de dólares para los próximos tres años, destinado a expandir su cartera de proteínas, desarrollar nuevas líneas de manteca y crema, e incorporar inteligencia artificial y automatización en sus plantas.
Entre los proyectos emblemáticos figuran una nueva instalación de proteínas en la localidad de Studholme, que comenzará a producir en 2026, y una planta de crema UHT en Edendale, además de la instalación de calderas eléctricas en Clandeboye y Edendale para reemplazar el uso de carbón.
El objetivo es destinar una mayor parte de la leche a productos de alto valor, como proteínas, ingredientes premium y especialidades para foodservice, y depender menos de los lácteos básicos sujetos a la volatilidad de los commodities

La compañía exporta alrededor del 95% de su producción y representa cerca del 30% del comercio mundial de lácteos. En América del Norte opera a través de Fonterra Americas, con sede en Chicago, desde donde gestiona su negocio regional de ingredientes industriales bajo la marca NZMP y distribuye productos de alto valor agregado, como mantecas y quesos elaborados con leche de pastoreo, bajo la marca Anchor Dairy. Además, ofrece soluciones de foodservice en México y Canadá, consolidando su presencia en un mercado de alto poder adquisitivo y demanda estable.
En el extremo sur del continente, Fonterra completó en los últimos años una retirada total del negocio de consumo directo. En 2022 vendió su filial chilena Soprole al grupo peruano Gloria Foods por aproximadamente 640 millones de dólares, y en 2023 se desprendió de su participación en DPA Brazil, una empresa conjunta con Nestlé dedicada a yogures y postres lácteos, que fue adquirida por Lactalis por unos 240 millones.
Ambas operaciones respondieron a una misma estrategia: salir del segmento de consumo masivo en América del Sur para concentrar recursos en sus negocios globales más rentables. Con esas ventas, Fonterra prácticamente puso fin a dos décadas de presencia productiva en la región, conservando solo vínculos comerciales y de exportación indirecta desde Nueva Zelanda.
En líneas generales, más que un ajuste operativo, Fonterra atraviesa una reconversión estructural. Deja atrás el negocio de consumo masivo y se redefine como una compañía industrial y tecnológica. El cambio busca simplificar su estructura, concentrar recursos en las áreas donde posee ventajas competitivas y garantizar una rentabilidad estable para los productores que la integran.





