Por Nicolás Razzetti.-
La posibilidad de que en 2015 el recambio presidencial permitiera un nuevo rumbo a la economía, y especialmente a las políticas agropecuarias, generó fuertes expectativas entre los productores agropecuarios.
En el arranque de la gestión de Mauricio Macri se quitaron retenciones, y los Registros de Operaciones de Exportación (Roes) que frenaban el acceso a los mercados internacionales. La medida llenó de esperanzas a los productores, que veían que el cambio se hacía realidad. Pero pasaron dos años, y muchos de los otros problemas de la agenda agropecuaria no se resolvieron. Por el contrario, la suba de costos, la presión fiscal, la deuda en materia de infraestructura y los problemas que genera la burocracia, siguen complicando al sector.
Al respecto, Matías de Velazco, presidente de Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), dijo que “en el arranque del nuevo gobierno, al que los productores apoyamos, hubo mucha expectativa, ahora vemos que hay un malestar creciente”. El dirigente agregó que “hay cierto aletargamiento” en la resolución de los problemas, y que la “la baja de la presión impositiva no se dio al menos a nivel provincial o municipal”.
A los directivos de Carbap les quedó la espina atragantada con la jugada que hizo el gobierno de María Eugenia Vidal al respecto del impuesto inmobiliario rural. Luego de que Cambiemos ganara las legislativas de octubre, se desayunaron con que la ley de presupuesto provincial para 2018, establecía subas en el inmobiliario rural del 50% y también se venía el revalúo de los campos. La combinación significa un incremento fuerte del impuesto.
Pero además, lo que enoja a los ruralistas es la falta de atención a sus reclamos por parte de las autoridades bonaerenses. “Vemos con preocupación que muchos cambios no se dieron y que el diálogo efectivo no existe; durante mucho tiempo les dijimos cuáles eran los problemas, pero no nos prestaron atención”, señaló De Velazco, quien destacó que las cuestiones latentes tienen que ver con reducir la presión impositiva y la carga burocrática, ya que “no nos pueden seguir creando registros para pedirnos información que ya tienen, y que encima es complicada de cargar”. Otra cuestión clave es mejorar la infraestructura de rutas y caminos rurales, y el dirigente lamentó que “se siga viendo al sector agropecuario como fuente de extracción de recursos”.