El Delta del Paraná es una región que históricamente se destacó por actividades agrícolas como el cultivo de frutas, hortalizas y mimbre. Desde hace algunas décadas, la producción principal es la forestación con sauces y álamos. En la actualidad, los productores isleños buscan combinar la silvicultura —es decir, el cultivo, cuidado y explotación de montes forestales— con la ganadería. Tienen un escollo: la sombra que producen los árboles.
Sebastián Tamashiro, redactor del medio universitario Sobre la Tierra, vinculado a la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba), nos cuenta que hicieron algunos investigadores de esa casa de estudios para enfrentar un problema que es serio. La sombra que producen las plantaciones adultas reduce la disponibilidad de pastos y restringe la cantidad de animales que los campos pueden sostener.
Una experiencia de la Fauba en ese territorio logró, sin embargo, duplicar la oferta anual de forraje al incorporar pasto ovillo a esos pastizales.
“En el Delta del Paraná se puede desarrollar de forma óptima la ganadería porque sus pastizales son muy productivos. Pero los pastos que crecen bajo las plantaciones forestales son muy escasos en invierno. Como alternativa a esta situación, los productores isleños siembran cultivos forrajeros anuales, o verdeos, bajo el monte forestal, con resultados muy variables”, explicó Patricia Cornaglia, docente de la Cátedra de Forrajicultura de la FAUBA.
“Ante esta situación, probamos enriquecer la cubierta vegetal con pasto ovillo (Dactylis glomerata), una gramínea perenne que tolera la sombra y que crece en otoño, inverno y primavera. Lo agregamos en plantaciones forestales que presentaban muy baja cobertura en su estrato más bajo. Logramos una productividad anual de 2000 kilos por hectárea, un número más que interesante comparado con los 1200 kg que alcanzamos sin pasto ovillo”, explicó la investigadora.
Ver César Fuentes, un veterano que vio crecer la forestación en el delta bonaerense
“Disponer de buen forraje en verano y en invierno es alentador para combinar la ganadería con la forestación en la isla. Es decir, la producción silvopastoril”, resaltó Cornaglia a partir de los resultados del estudio publicado en la revista Agroforestry Systems.
La investigadora aclaró que la idea no es reemplazar el pastizal que crece bajo el monte forestal, sino aumentar la cobertura vegetal en estos campos. Además, destacó que así también se podría también reducir la erosión y la compactación del suelo del Delta.
La docente destacó que el pasto ovillo se usa frecuentemente en sistemas silvopastoriles de Nueva Zelanda, un país que comparte condiciones productivas y ambientales con la Argentina. “Por eso le propusimos a los productores probarlo en sus campos”, relató.
“Tras meses de trabajo en conjunto, ellos pudieron ver los buenos resultados en sus propios lotes y los tomaron como una demostración de que se puede aumentar la cantidad de animales en el agroecosistema al reducir el bache invernal de alimento”., expresó la agrónoma.
Ver Papel Prensa y su mayor fortaleza: la producción forestal en el delta inferior del Paraná
Esta escasez de pasto en inverno se da porque la mayoría de los pastizales de la región tienen su pico de productividad en verano. Como alternativa a esta situación, los productores isleños siembran cultivos forrajeros bajo el monte forestal. Esto es posible ya que, a diferencia de otros sistemas silvopastoriles, las especies forestales más difundidas en el Delta, los álamos y los sauces, pierden las hojas en invierno y permiten que la luz solar alcance el suelo. Patricia afirmó que esta particularidad junto con la adaptación de las producciones forestales, hacen pensar un futuro promisorio para la silvicultura isleña.
Desde principios del siglo XX, en el Delta se producía madera para elaborar cajones con los que se transportaban frutas y hortalizas hacia los mercados metropolitanos. A partir de los ‘50, la industria papelera fue el destino principal de los árboles de la isla. En ese entonces, las vacas sólo se criaban para el consumo propio y apenas frecuentaban las forestaciones para protegerse del sol.
En los últimos años, la ganadería de la región Pampeana comenzó a desplazarse hacia tierras más alejadas ya que no puede competir con la alta rentabilidad de cultivos como la soja o el maíz. El Delta fue una de las zonas en donde se introdujeron estos animales y los organismos estatales fomentaron que se combine con la ya presente silvicultura. “Todavía podemos mejorar muchos aspectos de la producción silvopastoril en las islas y junto con la contribución de los productores locales, estamos en camino”, concluyó Cornaglia.